Hoy, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. La fecha fue establecida por las Naciones Unidas (ONU) para abordar la necesidad de conservación del medio ambiente y tiene como tema, este año, la Biodiversidad.

La Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), desde su concepción, lleva a cabo una acción humanitaria basada en la integración de los Reinos Humano, Animal, Vegetal y Mineral, un medio y un fin para cumplir su propósito de trabajar por un mundo más sustentable y fraterno.

Para celebrar este día, hemos optado por demostrar que nuestro compromiso con el Medio Ambiente va más allá de una fecha conmemorativa, sino que es una premisa constante en nuestra agenda editorial. Para ello, seleccionamos algunas asignaturas con ejemplos de cuidado e integración con todos los Reinos de la Naturaleza que se vienen desarrollando desde hace más de treinta años en las Comunidades-Luz, Núcleos-Luz y otras afiliadas de la Fraternidad – Humanitaria (FFHI).

El instructor espiritual y uno de los fundadores de la Fraternidad – Humanitaria (FFHI), José Trigueirinho Netto, creó la Comunidad-Luz Figueira en 1987, basándose en estándares de conducta que incluyen la reverencia por todos los Reinos.

Vivimos en una era catalogada por algunos científicos como el Antropoceno, que rotula al ser humano como responsable de cambios irreversibles en todo el Planeta Tierra, especialmente en los últimos cien años. Durante este período, el sistema de producción establecido acarreó serios costos ambientales y sociales.

En 2020, la pandemia del nuevo coronavirus (Covid-19) desencadenó serias reflexiones en el debate sobre políticas públicas y cambios de comportamiento, que, en general, reflejan una pregunta unánime: “¿en qué mundo queremos vivir?”. La respuesta fraterna a esta pregunta es una: en un mundo regenerado.

Los desafíos de la acción humanitaria ante el escenario planetario actual son variados, pero confirman la necesidad de nutrirnos al respecto y revisar nuestra relación con el Medio Ambiente.

Mantener los bosques en pie y garantizar la supervivencia de miles de ribereños, indígenas y otras poblaciones tradicionales es indispensable para mantener los ecosistemas equilibrados, y significa poner en práctica modelos de producción de alimentos como la agricultura regenerativa y los sistemas agroforestales, repensando así la relación de los ser humano con la tierra y los alimentos.

El sistema agroforestal, que se está implementando en todas las Comunidades-Luz como un sistema ecológicamente sostenible, se basa en la integración de la agricultura y la silvicultura, permitiendo que el suelo se renueve de forma natural a través de su fijación por medio de los árboles, retención de agua y renovación de nutrientes debido a la liberación de materia orgánica.

Las Plantas Alimentarias No Convencionales (PANCs), adaptadas a diferentes ambientes, buscan la reinserción natural y así contribuir a la recuperación (o el rescate) de los procesos de los sistemas vivos, contribuyendo a la formación de culturas biodiversas. Son fundamentales en la planificación orientada a la soberanía alimentaria y ecológica, que simbolizan la garantía de una alimentación diversa, saludable y accesible.

Si bien es innegable la importancia de las abejas como productoras de miel y proveedoras de polen, propóleo, jalea real y cera, su mayor contribución es la polinización. A través de este sublime proceso de transporte que realizan con tanta naturalidad y maestría, se vuelven imprescindibles para mantener el equilibrio de gran parte de los ecosistemas.

En esta etapa de la humanidad y del planeta Tierra, debería ser innecesaria la reafirmación de que el ser humano depende completamente de la integridad de los Reinos Animal, Vegetal y Mineral, y que debe ponerse a su servicio.