Del 5 al 7 de diciembre, un equipo de 14 misioneros de la Fraternidade- Federación Humanitaria Internacional (FFHI) continuó la Misión Brumadinho, donde prosiguieron brindando atención psicológica a las familias de las víctimas, así como apoyo a biólogos, veterinarios y a todos los involucrado en ayudar a los animales rescatados del desastre.

Además de este trabajo, fueron a una escuela en Tejuco, un pueblo de Brumadinho, para entrevistar a la directora y comprender las necesidades con respecto a las dificultades derivadas del trauma causado a los niños, a fin de analizar las posibilidades de ofrecer un proyecto para ayudarlos.

Durante la ruptura de la presa en enero de 2019, un grupo de 13 misioneros llegó a la ciudad y pasó un mes sirviendo a las familias y a la fauna local. Desde entonces, mensualmente, los misioneros se organizan en la sede en Carmo da Cachoeira, MG, y se dirigen a la región para continuar el trabajo.

Mariandja, misionera y coordinadora de la Misión Brumadinho, informa que una de las familias a las que ya asistía la semana pasada había recibido la noticia de que finalmente se había encontrado el cuerpo de un familiar.

«Qué difícil es no encontrar … Y qué difícil es encontrar … Porque cuando encuentras el cuerpo, termina la esperanza de que la persona algún día pueda abrir la puerta y entrar a la casa», dijo, solidarizándose.

Continúan innumerables dramas por esta tragedia. La reconstrucción de la vida es un gran desafío que las familias han estado viviendo como resultado de estar tan cerca del barro que aún permanece.

«La Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional tiene un compromiso con el dolor de Brumadinho: el de continuar apoyando a todos los reinos de la naturaleza que están allí, en profunda conmoción», señala Mariandja, en nombre de la Misión.

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