El camino

El camino más adecuado para vivir las etapas de sufrimiento y de dolor consiste en atravesar, con decidido coraje, las pruebas que se nos presentan, buscando comprender el mecanismo que las mueve.


La paz

La paz que podemos experimentar a través de estos acontecimientos, es mucho más real y amplia que la que la personalidad conoce en los momentos de felicidad, en su vida común sobre la Tierra.

El sufrimiento

Sea traído por alguna enfermedad, por un accidente o por cualquier otra incomodidad, el sufrimiento viene a avisarnos, en general, que algo que está fuera de orden necesita ser revisado y transformado en nuestra vida. Puede ocurrir, sin embargo, que en lugar de volvernos hacia ese descubrimiento, seamos llevados, por nuestro cuerpo emocional, a encontrar satisfacción agudizando el dolor, porque nos sentimos recompensados por la ayuda o la compasión que obtenemos a través de él.

El sufrimiento físico disminuirá de intensidad si no le damos importancia excesiva y lo tratamos con simplicidad, de acuerdo a lo que se necesite. Por otro lado, si lo alimentamos con miedos, dudas o rechazos, crecerá.

La primera tarea del sufrimiento físico es la de preparar al cuerpo para que sea menos susceptible a desequilibrios. La segunda tarea del sufrimiento físico es la de llevar al cuerpo a que aprenda a no pasar más por dolores agudos. Si tenemos una actitud correcta ante el dolor, es decir, si no nos quejamos y si no nos volvemos ansiosos por vernos libres de él, observaremos que va a desaparecer cuando alcance cierto grado de intensidad.

Saber que el cuerpo físico, al igual que nuestros demás cuerpos, es capaz de soportar perfectamente todo lo que le corresponde como experiencia inevitable, es decir, como experiencia enviada por los niveles superiores de nuestra consciencia, nos puede ayudar a posicionarnos de modo correcto, en relación con esto.

La tercera tarea de la acción del dolor se encuentra en un estado más sutil de desarrollo de la consciencia. En este estado, el sufrimiento pasa por una metamorfosis y aparece como un sentimiento de confort, nunca antes experimentado, ni siquiera dentro de la mayor felicidad que pueda haberse encontrado al alcance del hombre. Así, él aprende a percibir que la alegría divina existe en cualquier situación y que puede hacerse aún más visible en los momentos en los que, al principio, parecía estar ausente.

Anunciadas por instructores

Tales verdades, que ya habían sido anunciadas por instructores que experimentaron en sus cuerpos el trabajo realizado por el sufrimiento, fueron confirmados para mí, José Trigueirinho Netto, a través de una mujer que tenía un tumor maligno en el cerebro.

En los últimos días de aquella encarnación, la mujer, que padecía de muchos dolores, me reveló que no solo había aprendido a convivir con ellos, sino que también sentía un gran alivio en sus momentos más agudos. Me manifestó que no existían palabras para describir en cuántos sentidos habían cambiado sus puntos de vista sobre la mayoría de los hechos de la vida. Recuerdo que ella me transmitía una profunda alegría, como si estuviera con su tarea cumplida, y al verla, percibía de una forma sutil e intuitiva que mi mundo interior recibía muchos reflejos de lo que estaba ocurriendo con ella.

El servicio que puede prestar alguien que sufre, con coraje y equilibrio

Vi, así, por los efectos que observaba en mí mismo, el servicio que puede prestar alguien que sufre, con coraje y equilibrio. Al lado del testimonio de una vida verdadera e inquebrantable, ella irradiaba una fuerte energía reforzando las convicciones más profundas de mi ser.