Oigamos ahora lo que nos dice Trigueirinho respecto del miedo.

El miedo en el ser humano

El miedo es un sentimiento muy arraigado y estigmatiza el alma humana, porque aún no reconoce su naturaleza superior, y aún se mantiene polarizada en los planos materiales de la existencia. Trigueirinho, en el Léxico Esotérico de la Obra de Triguerinho1, así instruye sobre el miedo:

«Surge por las influencias de fuerzas de los subniveles más densos del nivel astral terrestre. Mientras la persona se mantiene polarizada en los planos materiales, permanece susceptible a ese sentimiento. Los miedos subconscientes son más numerosos que los conscientes y están directa o indirectamente ligados al miedo a la muerte, a apegos y a la falta de comprensión de la verdadera naturaleza del ser, que es inmortal»

Esa fuerza, penetrante y disuasiva del miedo, se transformó, hoy, en un agente perverso de manipulación subliminal de la consciencia humana, muy explotado para fines ilícitos e involutivos en nuestra civilización. Pero el miedo siempre acompañó la trayectoria del hombre, aquí, en la Tierra

El miedo tuvo origen, en el ser humano,
desde que él asumió una forma física densa

El miedo tuvo origen, en el ser humano, desde que él asumió una forma física densa, en un pasado remoto de nuestra prehistoria. Las condiciones inhóspitas que el hombre primitivo tuvo que enfrentar, en un planeta geológicamente inestable y en activo proceso de consolidación física, contribuyeron para que las vibraciones del miedo se infiltraran en la intimidad de su ser. La materia de sus cuerpos se impregnó, cada vez más, de sus fuerzas densas y paralizantes.

Cataclismos, violencias, hambre, peste, enfermedades mutilantes, guerras, tensiones sobrehumanas, entre tantas otras condiciones opresivas que el ser humano experimentó, en sus encarnaciones sucesivas, influyeron hasta en su herencia genética y así se perpetuaron.

Algunas áreas permanecen
relativamente libres de influencia

El miedo impregna la materia de casi toda la estructura física humana, sus células, sus órganos y sistemas, sus diversos fluidos, y, principalmente sus huesos, que guardan aquellas cargas más densas que contribuyeron, a lo largo del tiempo, a densificarlo. Algunas áreas permanecen relativamente libres de influencia, como toda la región situada por encima del diafragma, que energéticamente vibra en niveles más elevados, lo que las torna menos vulnerables. Al incorporarse de esa forma a la naturaleza humana, se alteró igualmente la densidad de los cuerpos sutiles, más allá de lo previsto por la Creación, atando, al ser humano, aún más firmemente al elemento tierra y a sus influencias, y, por consiguiente, al Planeta Tierra y a sus leyes físicas  materiales.

Una especie de
memoria orgánico-celular-molecular

Hoy, todo ese vasto universo de vibraciones, códigos e informaciones se encuentran, por decir así, impresos en la contraparte sutil de la naturaleza humana, creando allí una especie de «memoria orgánico-celular-molecular», normalmente inaccesible a la consciencia, pero que puede ser accionada en instancias especiales. Por ejemplo, cuando las vibraciones del miedo son liberadas de esa memoria celular, por interferencias internas o externas, su contenido psíquicos puro puede invadir la esfera de la consciencia y reproducir, en ellas, las más diversas manifestaciones, de coloridos e intensidades diferentes, como acontece en el Síndrome de pánico, que abordaremos con más detalle en la Parte 2 de este estudio.

 

Audio Irdin: Conversaciones con Trigueirinho n. 383. De 0, 05 min hasta 1,47 min
http://www.irdin.org.br/acervo/detalhes/4649

El tema del Miedo continuará