En estos tiempos en donde la Tierra vive una intensa etapa de transformación, se está permitiendo que los seres humanos se aproximen, por medio del servicio al prójimo, a niveles que desconocían y que difícilmente alcanzarían en épocas normales.

Responder decididamente a lo que viene de dentro del propio ser, profundizar sin reservas en el mundo silencioso que allí se encuentra, he aquí un camino de liberación. Así una presencia sagrada puede pulsar, eliminando movimientos innecesarios y trayendo quietud y paz para el individuo. Este estado de apertura interior le permite vivir momentos de rara belleza, momentos que no se disipan y cuya energía se esparce por los aires como una bendición.

Mientras el individuo penetra el camino interior

Mientras el individuo penetra el camino interior, reconociéndose como un ser libre y espiritual, la herencia de ser hijo del mundo es removida de sus hombros y desaparece de sí la fragilidad que, normalmente, esa herencia le aporta. En realidad, reconocerse un ente libre y espiritual no es pretensión, sino un deber.

Sin embargo, cuando la Presencia Espiritual comienza a aparecer, hay en el individuo áreas confusas que nutren aspectos egocéntricos e individualistas. Así, no existe claridad suficiente para impedir que acepte las sugerencias del ego como verdaderos impulsos espirituales.

Hasta que se alcance la claridad

Hasta que se alcance la claridad en el grado necesario, el ser pasa por momentos de lucha interior, en el que su parte luminosa, su alma, y su parte oscura, el ego, intentan, cada cual, prevalecer. El ego quiere, entonces, hacerle creer que es conocedor de lo que es correcto, y repite frases y conceptos de forma superficial.

El ego logra que el ser humano se coloque en el centro de la atención y busque la propia satisfacción. Cuanto más cede un individuo a las tendencias egoístas, más se vincula a las condiciones confusas que hoy caracterizan la vida terrestre.

Cierta vez un fraile buscó a San Francisco de Asís que ya no sabía cómo actuar ante los errores y las resistencias de un hermano que estaba bajo sus cuidados espirituales. Francisco le respondió que lo amara justamente por eso, porque él estaba necesitando reconocer la Luz. Y además le dijo, que cuanto más él errase, más lo amase, para atraerlo así al Señor. Estimulaba el amor hacia los débiles, de modo que ellos alimentados por esa sagrada energía, encontraran la cura.

Incluso estando bajo la Ley del Servicio, incluso pretendiendo ir más allá de sí mismos y vivir cerca de lo Divino, todos tienen fallas y, sin que lo perciban, normalmente su atención se fija en esas fallas. Actuando así, les aumenta el peso, olvidándose de que, si estuvieran orientados hacia la Luz, las fallas se disolverían más rápido.

Amor y Sabiduría

Nunca está demás repetir que se necesita desarrollar y profundizar las expresiones de la energía del Amor y de la Sabiduría. Esa potente vibración necesita abrirse espacio en la consciencia humana, pues sin ella no se trasciende el egoísmo, permaneciendo siempre atrapado en los sentidos que provienen de la personalidad. Delante de cada crisis, es la sabiduría del Amor que conduce al ser hacia el centro, donde esas fallas no existen.

Cuando el verdadero amor toca el corazón de una persona, ella no critica más y deja de presentar exigencias personales. En lugar de oponerse a lo ilimitado, el amor intenta expandir los horizontes de los que se encuentran confinados en la visión material de la vida.

Artículo de referencia: Jornal O Tempo, 15/jun/2016
Nombre del artículo: A infinita sabedoria do amor diante da crise mundial – La infinita sabiduría del amor ante la crisis mundial
Audio de Irdin: Caleidoscópio para tempos finais – 1
Audio completo: http://www.irdin.org.br/acervo/detalhes/12235