Para el peregrino una prueba

Para el peregrino constituye una prueba no tener ninguna novedad que lo anime y que lo haga caminar, pues debe, aún así, permanecer fiel a la meta que se propuso cumplir. Su consciencia necesita mantenerse en lo esencial y no descarrilarse en actividades que no sean realmente necesarias. Para todos, inclusive para los que son regidos por la energía de la actividad, llega el momento de detener los movimientos y esperar que una Luz mayor les indique la dirección que seguir.

La fidelidad a la meta

La fidelidad a la meta se consigue más fácilmente cuando se navega velozmente, con el horizonte claro y el cielo limpio, o en medio de las tempestades, en que el empeño y la solvencia de los marineros es solicitada al máximo, que cuando el mar se aquieta, las ondas desaparecen y no hay brisa para empujar las velas del barco. En esos momentos hay que mantener la vigilancia, el ardor amplificado con la intención de donarse más y más al Ser Supremo y de no dejarse llevar por la aparente lentitud del viaje.

Mayor responsabilidad

Cuando más próximo se esté de participar de la Obra de la Espiritualidad, mayor responsabilidad se le dará al ser, y también mayor influencia él ejercerá sobre todo lo que ese trabajo implica.

Las verdaderas transformaciones de la humanidad no se producen porque todos la quieren, sino porque uno, o unos pocos la quieren con tal intensidad que es como si todos la quisieran.

¿Puede haber mayor gratitud  que la nacida de un corazón tocado por la Presencia? ¿Mayor fe que la del hombre que caminando en la oscuridad busca la Luz?

Les cuento una historia

Les cuento una historia: Un campesino retornaba a su casa después de un largo y extenuante día de trabajo. El sol ya se ponía en el horizonte y una suave brisa anunciaba la noche. Repentinamente, sin embargo, el cielo se cubrió, un fuerte viento comenzó a soplar y, se desató una lluvia torrencial con muchos relámpagos y truenos.

El campesino estaba sólo en la calle desierta; no tenía donde abrigarse ni como abrigarse del frío. ¿Qué harían ustedes en esa situación?

En los tiempos que se aproximan, es necesario la vivencia integral de la fe, completo olvido de sí, certeza imperturbable de que se está siendo guiado y obediencia incondicional las indicaciones internas. Surgirán milagros en la superficie de la Tierra como flores celestiales en la amarga desolación del vivir humano. Deje lo pequeño para que lo Infinito se aproxime.

El camino espiritual
es un camino sin promesas

El camino espiritual es un camino sin promesas. En él el peregrino debe ingresar sin expectativa alguna. Lo que anticipadamente le es dado saber es que ese camino es de renuncia, de autoolvido, de superación de los propios límites. Pocos son los que aceptan tales condiciones, mientras que son ilimitadas las dádivas provenientes de los que lo transitan.

El gran secreto,
guardado en el centro de la flor sagrada

Paso a paso las ilusiones son retiradas de los seres que aún vivencian sus aspectos inmaduros, como los deseos y los planes, revelando gradualmente la belleza que existe en su propio interior. Al poco tiempo se le va revelando el gran secreto, guardado en el centro de la flor sagrada.

El peregrino no espera ninguna realización, el cáliz se hace canal amplio y desobstruido para no retener nada, pero estar siempre abierto al fluir la savia de vida. No busca ver, oír, sentir o tocar ninguna cosa con fines de deleite personal, pero permite que la energía se aproxime, lo envuelve y lo traspase, pues nada sabe que no le sea revelado por ella.

Por esa energía fue levantado de la oscuridad, por ella fue conducido a la senda interior y, bajo sus orientaciones, camina en esta senda.

Artículo de referencia: Jornal O Tempo, de 27/08/2017
Nombre del artículo: La entrega perseverante del peregrino en el camino espiritual.
Audio de Irdin: Conversaciones con Trigueirinho n 21
Audio Completo: http://www.irdin.org.br/acervo/detalhes/6011
Tiempo de audio: 28’08» a 31’35»