En los días 21 y 22 de mayo, un grupo de misioneros vinculados a la Fraternidade- Federación Humanitaria Internacional realizó la segunda Misión Chaco, de ayuda humanitaria en las comunidades indígenas de la región del Chaco, situada en la región noreste de la Argentina.

missao_chaco_segunda_9Hicieron parte del grupo dos monjes de la Orden Gracia Misericordia, una colaboradora residente de la Comunidad-Luz de la Hermandad (Córdoba, Argentina) y varios colaboradores voluntarios miembros de la Red-Luz Argentina de las regiones de: Corrientes, Paso de los Libres, Córdoba y Formosa. Todos trabajaron junto a los grupos de la Red-Luz local de Resistencia.

missao_chaco_segunda_2En el día sábado 21, las tareas fueron realizadas en la comunidad de Margarita Belén y el domingo en el barrio Mapic, en la ciudad de Resistencia. En ambas comunidades el grupo fue muy bien recibido, con mucho entusiasmo. Entre enero y febrero de 2016, un grupo de veinte y un misioneros de la Fraternidade realizaron la primera misión en la región. Que duró cerca de quince días y atendieron a centenas de personas.

missao_chaco_segunda_4‘Percibimos una mayor confianza y receptividad con relación a la primera misión. Tuvimos una gran interacción con los niños durante las distintas actividades que realizamos y que se desenvolvieron con mucha alegría y armonía. Algunos niños nos llevaban con sus familias y nos presentaban a sus padres y hermanos, generándose así una oportunidad espontánea para vincularnos e ellos, que se mantenían más reticentes’, dice Patricia, Coordinadora del Grupo Misionero de la región del Chaco.

Durante los dos días, los misioneros realizaron varias tareas y actividades, como diversiones y juegos con los niños, lavado y corte de cabello en niños y adultos y distribución de ropas.

missao_chaco_segunda_1El grupo también tuvo la oportunidad de servir junto al Reino Animal. En la comunidad de Margarita Belén fueron vacunados 78 perros y en Mapic fueron 88 animales. Las vacunas fueron para combatir parásitos internos y externos.

Al final de las actividades en cada comunidad, el grupo de misioneros compartieron una comida y se despedían con música y alabanzas.

‘Sobre la humilde conducción de San José y la protección de Nuestra Madre y Jesus Cristo, vivimos dos días fraternos, con la alegría de poder compartir en unidad con nuestros hermanos. Sus abrazos, cariños, risas y miradas puros nos nutren e impulsan a seguir las misiones’, dice Patricia.