El fruto es vital para la esencia que somos

Por una buena razón en libros sagrados como la biblia se menciona a las frutas unas 300 veces, esto es porque el fruto es vital para la esencia que somos. La humanidad existe porque las frutas fueron recogidas de los arboles desde el inicio de nuestra especie.

En cada cultura las frutas han desempeñado un papel central

En cada cultura las frutas han desempeñado un papel central por ejemplo en  Asia la peras y los cítricos, en Rusia las manzanas y las peras, en Inglaterra uvas y cerezas, en el medio oriente higos, dátiles y mangos; así como en américa del sur las bananas y las paltas, desempeñando un papel vital en la salud y la cultura. De allí viene la importancia del consumo de las frutas de temporada.

El fruto es una palabra divina de sabiduría. Por miles de años lo hemos usado en nuestro lenguaje para expresar verdades poderosas, que hasta el día de hoy ha ingresado en nuestro lenguaje y oraciones tales como: “y vendito es fruto de vuestro vientre, Jesús” o  “un árbol es conocido por sus frutos”. Esto nos lleva a conectar en algún nivel con su verdadero significado y la sabiduría que entrega al espíritu, el alma, la mente y el cuerpo.

Cada fruto que aun está en el árbol es un alimento vivo

Un poderoso ejercicio de conexión y meditación con esta esencia más profunda es el de cosechar frutas. Es un acto sagrado, de respeto y gratitud a la consciencia de la naturaleza por el milagro del alimento. Incluso si se realiza tan solo una vez en la vida, se convertirá en una experiencia que se renovará una y otra vez, activando la curación del alma.

Cada fruto que aun está en el árbol es un alimento vivo conectado, a través de las raíces de la planta, a la información del agua que habita en lo profundo de la tierra. Si recoges una manzana del árbol, por ejemplo, tus células resuenan con la naturaleza que la rodea y la paz se esparcirá por todo tu cuerpo.

Las manzanas

La manzana al ser un alimento ancestral, cuando la ingerimos nos conecta con el sentido de lo sagrado. Por eso es ideal para cuando hay sentimientos de depresión, invalidez, inutilidad, debilidad, baja autoestima, o cuando la consciencia sufre por la ilusión de no estar siendo valorado. Comer manzanas podría colaborar a cambiar el curso.


Felicidad y luz

Las manzanas abren  una parte de ti y cambian la energía dentro y alrededor tuyo, atrayendo felicidad y luz.  Tienen la capacidad de recobrar tu vibración, elevarte, iluminar tu espíritu y tornarte mas energético.  Esto se debe a que por miles de años hemos almacenado manzanas para mantenernos durante el invierno;  es un rayo de esperanza que comunica a nuestros cuerpos que cuando el mundo exterior se vea árido y carente de vida, la manzana  puede reconectarnos al flujo vital, al renacimiento, a la luz del sol de verano.

Las manzanas nos brindan la capacidad de no ser tan susceptibles a la frialdad y la insensibilidad de los demás, creando un campo protector hasta que las condiciones mejoren.