El sufrimiento

Aunque el sufrimiento no forme parte del Propósito de Dios, es inherente a la personalidad del hombre, debido a sus vínculos con el pasado y al ejercicio de la fuerza del deseo aún no elevado por objetivos superiores.

La energía propia del alma es la Alegría

La energía propia del alma es la Alegría, un estado del ser totalmente unificado con el propósito de la Creación. Entre tanto, circunstancialmente, mientras el individuo está vivo, el sufrimiento y el dolor, en sus distintos aspectos, forman parte de su vida. Comprender sus causas hasta donde sea posible y remover o transformar los elementos que los vitalizan y mantienen, debería ser una de las metas visualizadas por los seres.

Cuando la humanidad consiga elevar su propio deseo hacia objetivos superiores, evolutivos, que trascienden las necesidades normales y comunes creadas por la imaginación o por los condicionamientos del pasado y, principalmente, cuando dispense lo que es superfluo, lujoso y paliativo, el sufrimiento humano disminuirá tanto como le sea permitido por la ley de los ciclos.

Un punto importante, ligado directamente con este asunto

Un punto importante, ligado directamente con este asunto, es el principio básico de la ley de causa y efecto: en tanto provoquemos sufrimiento, lo tendremos en nuestra vida. Sobre este particular, el hecho de que la humanidad aún asesine animales, le trae consecuencias incalculables.

Comer productos de origen animal

Comer productos de origen animal – en especial, carne- produce inercia en las células físicas, impidiendo que el potencial humano, aún no revelado, se manifieste plenamente.

El sufrimiento y el dolor tienen funciones espirituales, morales y físicas

El sufrimiento y el dolor tienen funciones espirituales, morales y físicas para el hombre. El valor espiritual y evolutivo del sufrimiento y del dolor se encuentra en el hecho de que el hombre sea llevado por ellos a concentrar sus fuerzas mentales en descubrir el motivo que lo llevó a tenerlos y ser, con esto, ayudado a no identificarse con su propio ego humano, núcleo lleno de vicios y de hábitos que deben superarse.

Desde el punto de vista moral, podemos decir que no existe un hombre con carácter maduro y firme, que no haya enfrentado estados de sufrimiento y de dolor.

Desde el punto de vista evolutivo y espiritual, el sufrimiento y el dolor, cuando aceptados, son factores que impulsan el progreso. Sin embargo, cuando son rechazados por las capas superficiales del ser, dejan de producir este efecto y constituyen solo una purificación de acciones, sentimientos y pensamientos negativos.

Una tarea importante de la acción del dolor se encuentra en un estado sutil

Una tarea importante de la acción del dolor se encuentra en un estado sutil de desarrollo de la consciencia, en el cual el sufrimiento pasa por una metamorfosis y aparece como un sentimiento de confort nunca antes experimentado, ni siquiera dentro de la mayor felicidad que pueda haber estado al alcance del ser: él aprende a percibir que la Alegría divina existe en cualquier situación y que puede hacerse aún más visible, en los momentos en los cuales parecía estar ausente.