Suprema Orden de los Universos

¿Cómo nos comportamos ante los misterios y las grandezas que podemos observar en un cielo estrellado? ¿Qué nos dice esa vida universal? ¿Qué se mueve en nosotros o se transforma antes las realidades y revelaciones que el cosmos nos ofrece todo el tiempo? ¿Realmente existe espacio libre en nuestra vida para otras dimensiones superiores? ¿Cómo respondemos a todo eso? ¿Será que perdemos la reverencia y el arrobamiento por la inmensidad de un cielo nocturno? ¿Por las manifestaciones grandiosas del infinito? ¿O permanecemos indiferentes, hipnotizados y absorbidos por la disritmia de una vida material, ilusoria, sin ni siquiera darnos cuenta de que formamos parte de una Vida única mayor?

Un camino interno

Existe un camino interno que tenemos que descubrir y recorrer, que nos lleva de la vida humana superficial a la vida oculta del Alma, y del Alma hacia la vida más amplia y profunda del Espíritu. Los astros y las dimensiones celestes pueden ayudarnos a encontrar ese camino superior. En realidad, no podemos alcanzar los niveles más internos de la existencia sin la ayuda silenciosa de esas hermanas estrellas; ni podemos apartarnos de sus presencias, sagradas consciencias cósmicas que nos asisten. Tenemos que saber reconocerlas, convivir internamente con ellas, para acoger los impulsos que emanan sus esencias. Solo así podremos penetrar los misterios celestes.

 

A astronomía

A astronomía, en esta perspectiva, nos puede ayudar a entrar en contacto con lo Absoluto. En el Cosmos están los modelos de todo lo que fue creado, y la vida interna de las estrellas y de los astros nos puede aproximar a nuestro verdadero origen. Al contemplar de esa forma, con silencio y reverencia, un cielo nocturno, estrellado, podremos sentirnos nuevamente acogidos en el vientre universal de la Creación. La misma energía astronómica nos da impulsos para que trascendamos su lado material y el de nuestro pequeño mundo, egocéntrico y egoísta. Sus números, grandezas, proporciones, distancias, manifestaciones, dimensiones y misterios insondables, nos arrancan de lo que es trivial irrisorio y mezquino en nuestras vidas; redimensionan nuestros valores, intereses, conquistas, referencias, actividades y aspiraciones.

Hijos del Cosmos

Así podremos llegar a la esencia de lo que el Universo y sus infinitos astros y estrellas, realmente, representan para nosotros hoy. Podremos también reconocernos como células de esa infinita red que parte del Único, de la esencia del Todo, y se extiende a todas las dimensiones de la Vida Universal; e incluso sentirnos hermanados a una Fraternidad Cósmica, que aguarda silenciosamente, dese eones, por este despertar nuestro. Pues somos, verdaderamente, ¡hijos del Cosmos!

 

——————— Suprema Orden de los Universos ———————

La luz exterior de mil soles no se equipara a la
que existe en el interior de un solo átomo.
Mil vidas no puede contener la existencia de un único instante
pleno de energía del Espíritu.

Aprended, ¡oh peregrino! a reconocer la
relatividad de la Creación.
Con vestiduras de Luz cruzad el portal,
y penetrad el vestíbulo que os conducirá
a la Suprema Orden de los Universos.

(Del libro La Creación,  48 – Triguerinho)

¡Esta jornada por el cielo estrellado deberá proseguir!