«Cuando el discípulo está pronto, aparece el Instructor»

De cuando en cuando, nos encontramos con un gran portal, es decir, estamos delante de un nuevo ciclo de nuestra vida. Es inútil forzar la entrada a esos portales: nos cabe atravesarlos, si quisiéramos, cuando están abiertos delante nuestro, lo que solo sucede cuando, realmente, estamos listos para una nueva etapa. Se aplica aquí el mismo principio que se observa en las leyes inmutables, según el cual «cuando el discípulo está pronto, aparece el Instructor».

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La historia de Hércules

Decimos, genéricamente, que hay tres estados evolutivos de los individuos. El primer tipo es el de los que aún no despertaron a la existencia del alma o yo superior; el segundo es el de los que están abiertos para esa realidad y se comportan como seres en evolución, y el tercero es el de los que viven conscientemente la luz de esa alma y saben, por lo tanto, que son seres reencarnantes.

La historia de Hércules narra los ciclos básicos de la experiencia del alma individual: primero, su evolución en la materia, en las fases en que se identifica con realidades de los niveles más densos de la consciencia; en seguida, su fase de lucha en el plano físico, en el que, a cierta altura de su evolución, comienza a destacarse de la consciencia de masa; por fin, las etapas de realización por medio de un desenvolvimiento asumido cada vez más conscientemente en el transcurso de la vida.

Todos somos Hércules

Todos somos Hércules. Podemos identificar nuestra caídas, recuperaciones, experiencias positivas  a través de sus conocidos doce trabajos. Podemos buscar reconocernos a nosotros mismos en las etapas de involución, de lucha y de realización, y darnos cuenta de que las aventuras vividas por ese héroe legendario corresponden a fases de nuestro proceso evolutivo.

En la Historia del Hércules mitológico hay un pasaje en el que el héroe, al prepararse para sus aventuras, dialoga con su instructor. El instructor, que tiene más experiencia y que está dentro de Hércules, responde que él descubrirá su propia alma a medida que cumpla sus tareas. El instructor entonces le pregunta quiénes son sus padres. Hércules, pasando la prueba, responde que su padre es divino, aunque no lo conozca, pero sabe muy bien que es su hijo. Mientras que su madre, sabe que tiene origen terrestre y la conoce en profundidad. ¿Somos, entonces, divinos y, al mismo tiempo, terrestres?

Vivimos, simultáneamente, una vida humana y otra muy diferente en niveles internos, hasta que estos caminos sean absorbidos en una única síntesis. Sin embargo, aún no es la mayoría de los seres humanos que manifiesta la vida del alma en su paso por la Tierra.

Invitamos al lector a reflexionar a fin de alcanzar nuevas comprensiones

Invitamos al lector a reflexionar a fin de alcanzar nuevas comprensiones. Para nosotros, reflexionar sobre un tema que nos resulta obscuro, significa observarlo desde el mayor número de ángulos posibles, sin, sin embargo, sacar conclusiones apresuradas al respecto. Luego de considerar diversos aspectos del problema, sacar la mente del tema y entregar todo el material visualizado a los niveles más profundos de la propia consciencia. A partir de allí, emerge, sin que creemos expectativas de ninguna especie, la comprensión que antes no teníamos.

Pero ¿qué hay que hacer para que el instructor se presente a nosotros? La señal de que el instructor se nos está manifestando, es cuando no conseguimos más acelerar  los pasos o negar el amor a la Verdad ni tampoco, entregarnos a las fuerzas de la inercia, de la separatividad y del egoísmo.

 

 

Artículo de O Tempo: Hora de crescer interiormente: os estágios evolutivos da alma (Jornal «O Tempo» de 20/8/17).  Hora de crecer interiormente: los estados evolutivos del alma

Audio da Irdin – completo en: Conversas com Trigueirinho nº 230 (Conversaciones con Trigueirinho)