Grupos de la Red-Luz Planetaria Paraguay, Brasil, Argentina y Uruguay realizaron la 5.ª Misión Paraguay los días 27 y 29 de octubre de 2017 en las aldeas indígenas de la región de las ciudades de Ciudad del este y Presidente Franco.

El viernes 27, se inició la etapa previa del encuentro de servicio. Una parte del grupo fue con los hermanos indígenas para elegir el lugar donde se levantaría el campamento. No había ningún árbol, solo tierra colorada. El clima estaba muy lluvioso y no parecía que fuera a cambiar. Recién por la noche el cielo se despejó y el sábado surgió un sol radiante que contribuyó favorablemente para la continuación de la misión.

Al día siguiente, el grupo no consiguió trabajar dentro de la aldea debido a la lluvia de la víspera que transformó la  tierra en barro. Las carpas se montaron al borde del camino y, a pesar del espacio limitado, todas las tareas previstas se cumplieron. Atención odontológica, corte de cabello y de uñas, cuidado de las manos, alimentación y la actividad con los niños. Se organizó un lugar de baños porque no había nada para dar privacidad.

«A la hora de servir a las personas, percibí la importancia de nuestro trabajo, no estanos alimentando solo los cuerpos físicos, sino también el alma de cada ser allí presente» relató Palmira Bilibio.

La interacción entre el grupo misionero y los niños fue muy especial. La confección de pulseras con cuentas  fue un éxito con los niños y también con las madres. Este tipo de artesanías es parte de la cultura de los guaraníes que trabajan con semillas y diferentes elementos extraídos de la naturaleza.

Martín Mari, misionero de Uruguay, contó un episodio  que llamó mucho su atención: «Un niño de unos ocho  años quería ir con nosotros, con el grupo de la Red-Luz, estaba llorando y eso nos tocó mucho profundamente».

El domingo, los misioneros siguieron a la aldea Ybu Porã Renda. En la misión anterior, la  Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional  y la Red-Luz habían donado madera y recursos para la construcción de la Casa de Oración de la aldea, llamada Opy. La comunidad indígena invitó a los misioneros para participar de la ceremonia de inauguración del lugar sagrado que tendrá lugar en diciembre.

Antes de entrar en la aldea, los misioneros abrieron los brazos en posición de saludo. María Leila Posadas comentó que este «fue un momento muy fuerte porque sentía que teníamos que estar vacíos y con el corazón abierto para recibir todo el amor que ellos tenían para darnos».

La integración, la alegría y la fraternidad construyeron la armonía del grupo durante la misión. Parecía que los misioneros eran «viejos conocidos» unos de otros y sabían de antemano cuáles eran sus funciones. Durante las actividades, dos integrantes del equipo de voluntarios realizaron el trabajo de oración.

«Poder pedir perdón. Hacer la oración, pidiendo perdón en nombre de la humanidad, como raza blanca que diezmó esa población en todos los rincones del mundo. Ellos que estaban aquí para resguardar esa pureza original, proteger los Reinos de la Naturaleza. Para mí este fue el punto más importante, que más tocó mi corazón», reveló Marcía, de Rio de Janeiro, Brasil.

Esta misión contó con 32 personas de la Red-Luz Planetaria y llevó más de una tonelada de alimentos, además de ropa, que fueron distribuidas en siete comunidades indígenas. Al final de la misión, el domingo 29, después de la refección, el cielo comenzó a cerrarse y el grupo solamente tuvo tiempo para recoger el material y entrar en el ómnibus antes que se precipitara la lluvia. Leila Arenales finaliza: «Vimos el brillo en sus ojos con cosas que estábamos haciendo, aparentemente simples, y que era algo grandioso para ellos.»

Informaciones:

redluzparaguay@fraterinternacional.org