Donando amor

Un abrazo cariñoso a un perro de mirada cansada. Una caricia de paz a un caballo que aproxima confiado su hocico. Unas manos fraternales acercando un poco de verde a la boca de una ternera. Otras, con ternura maternal, dando la medicación a un gatito huérfano.

«Los misioneros de la Fraternidade nos transmitieron una energía muy buena», Rodrigo, Brigada Animal.

Por fin, una joven, plena de alegría por la oportunidad de servir, bañando y renovando las energías de uno de los canes que diariamente acompañan a los bomberos en la dura tarea de buscar cuerpos sepultados por el lodazal del desastre minero en Brumadinho, Minas Gerais, Brasil.

Esas fueron las principales escenas que durante cuatro semanas compartió un grupo de voluntarios de la Misión Brumadinho, emprendimiento humanitario que la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) llevó adelante en el área metropolitana de Belo Horizonte, en auxilio a las víctimas de la mayor tragedia ambiental del Brasil, que hasta el 3 de marzo había dejado un saldo de 186 muertos confirmados y 122 desaparecidos.

Amor y paz

Organizando una farmacia

La emergencia movilizó a miembros de la Comunidad-Luz Figueira, colaboradores de la Red-Luz Planetaria, integrantes del Grupo Solar de la Fraternidade y monjes de la Orden Gracia Misericordia. Fueron en total 27 los misioneros que, del 29 de enero al 23 de febrero de 2019, sumaron sus esfuerzos a la ayuda nacional e internacional que dirigió la Coordinadora de Defensa Civil del estado de Minas Gerais.

«Todos llegaron con mucha disposición para realizar lo necesario, y siempre con mucha calidad y precisión», Abilio, coordinador hospital veterinario.

La Misión Brumadinho actuó en dos frentes: el apoyo al rescate animal y la asistencia psicológica a las familias afectadas. En ambas actividades, los misioneros se caracterizaron por  el amor que pusieron en cada tarea y por la paz que consiguieron irradiar hacia todos, según coincidieron posteriormente los testimonios de otros actores con quienes interactuaron.

Sirviendo con el corazón

Asistencia al Reino Animal

“Cualquier tarea que se le pedía a los misioneros de la Fraternidade siempre lo hacían de todo corazón, nunca vi a nadie con una expresión de fastidio, eso fue muy positivo porque a todos nos inspiró a trabajar de la misma forma”, comentó Stephane Teixeira, una de las jóvenes profesionales que colaboró en el hospital veterinario que se montó en el barrio Córrego do Feijão.

«La experiencia despertó en mí una inmensa gratitud por la oportunidad de servir», Angélica, misionera.

Ayudando a montar el hospital veterinario

“En los momentos de caos, los misioneros de la Fraternidade son nuestro apoyo fundamental, nos transmiten una energía tan buena que nos da seguridad, fuerza y confianza para continuar”, aseguró Rodrigo, voluntario de la Brigada Animal, grupo que se constituyó en el 2015, a raíz del desastre minero en Mariana, Minas Gerais. Dijo que ambos grupos tienen en común “hacer el bien, ayudar, emanar amor”.

«La hermandad y el compañerismo que se creó entre todos fue muy fuerte», Rafael, misionero.

Intensa tarea de organización

“La Fraternidade fue para mí una grata sorpresa, fue impresionante ver como todos llegaron con mucha disposición para hacer lo que sea necesario y siempre con mucha calidad y precisión, fue un ejemplo para que todos nos sintiéramos animados a dar lo mejor de cada uno”, testimonió Abilio Domingues, coordinador del hospital veterinario de Córrego do Feijão.

Armonía en el caos

“Algo que marcó mucho nuestra actuación fue la calma y la neutralidad”, destacó Imer, uno de los fundadores del brazo misionero de la FFHI. “Creo que el mayor desafío fue poder tomar contacto con todas las partes en una coyuntura donde las aguas tienden a separarse bastante, y haber podido irradiar esa paz para todos, fue algo bien interesante de vivir”, complementó el voluntario.

“Algo que marcó mucho nuestra actuación fue la calma y la neutralidad”, Imer, misionero.

“Nuestra oferta posibilitó construir un ambiente más armonioso, más ordenado dentro de aquella situación de caos. La hermandad y el compañerismo que se creó entre todos fue muy fuerte”, apuntó Rafael, quien realiza sus primeras experiencias como misionero de la FFHI.

Rapidez y eficiencia

Apoyo en la organización fue clave

Débora, quien se desempeña como misionera desde el 2016, dijo que el apoyo de retaguardia que pudieron ofrecer posibilitó que los socorristas y veterinarios pudieran actuar con rapidez y eficiencia.

“Me conmovió bastante el contacto con los animales, cuando me tocaba atender a un perrito sabía que la conexión era con todo el Reino Animal. La experiencia despertó en mí una inmensa gratitud por la oportunidad de servir”, resaltó Angélica Mahfuz, quien participó por segunda vez de una misión humanitaria de la FFHI.

La Misión Brumadinho constituyó la 22.ª movilización humanitaria de la FFHI, que inició esta modalidad de servicio en el 2011 y ya cooperó en numerosas situaciones de emergencia, tanto en el Brasil como en otros países de Sudamérica, Centroamérica, África, Asia y Europa.

MISIONES HUMANITARIAS DE LA FRATERNIDADE