En el estudio anterior vimos que el vasto universo de vibraciones, código e informaciones ligadas a las experiencias de la humanidad en relación a la energía del miedo, a lo largo de toda su trayectoria evolutiva en la Tierra, permanece grabado en la contraparte sutil de la naturaleza humana, creando una especie de memoria-orgánico-celular. En circunstancias especiales, esa memoria celular puede ser conectada y su contenido psíquico original puede invadir la consciencia y reproducirse en las más diversas manifestaciones.

En casos especiales, la percepción de la realidad
puede estar, profundamente alterada

En casos especiales, la percepción de la realidad puede estar, entonces, profundamente alterada o distorsionada, y generar experiencias aterradoras de pánico, de una angustia mortal, de inminencia fatídica, que envuelven al ser como un todo. Tales manifestaciones caracterizan al Síndrome de pánico. 

Niveles más densos de la atmósfera psíquica planetaria

Ya vimos, también, en uno de los estudios anteriores sobre Inmunidad, que los niveles más densos de la atmósfera psíquica planetaria, por algunos conocido como bajo astral, se encuentran altamente infectados por vibraciones densas y negativas, mantenidas por las guerras sin fin, por las muertes violentas, atrocidades y crueldades humanas, por la matanza animal, brutal y absurda, por la agresividad, competitividad entre naciones, pueblos y religiones, violación de la integridad física y moral de seres y grupos humanos enteros, indefensos; por la amenaza de guerras nucleares, biológicas y químicas.

Actos negativos generan, continuamente, emanaciones nocivas

Todos esos actos negativos generan, continuamente, emanaciones nocivas que contaminan la atmósfera planetaria, tornándola, energéticamente, irrespirable, creando, así, según la Madre, una especie de nube asfixiante y espesa, en la cual proliferan seres demoníacos y vampirizan a otros seres humanos.

La coligación con esos subplanos infernales nos vuelve vulnerables a sus contenidos, energías y presencias maléficas, que pueden evocar y activar, en nosotros, vibraciones similares, dormidas en lo profundo de nuestra memoria celular y se suman a ellas, ampliando su campo de manifestación

Campo de interferencias se activa, en nosotros,
cuando le damos cabida a vibraciones negativas

Así, un amplio y profundo campo de interferencias se activa, en nosotros, a nivel energético-celular, cuando le damos cabida a vibraciones negativas de miedo y otras, como pensamientos, sentimientos y acciones de baja calidad, lo que leemos, vemos y oímos, uso de drogas psicoactivas, alcohol, hierbas y bebidas afines, la entrega, sin límites, a las llamadas energías capitales, como gula y lujuria, y tantos otros vicios. Todo esto nos conduce, indefensos e inconscientes, a esos subplanos densos y hasta el consumo de carne nos puede ligar a esos mundos, como nos instruye Triguerinho (audio).

La Madre, «Salud y Cura en el Yoga»

La enfermedad real es el miedo. Eche fuera el miedo y la dolencia desaparecerá.

La primera cosa de la cual debemos ser curados para siempre es el miedo.
El es más peligroso que la peor enfermedad.

Es el miedo- más o menos consciente- que causa todo el problema.
Sin el miedo, nada puede suceder

No se atormente, no se preocupe; antes de todo intente expulsar todo el miedo; el miedo es una cosa peligrosa que puede dar importancia a algo que no tiene ninguna.

El mero miedo de ver ciertos síntomas reactivarse es bastante para provocar esa repetición.

Mi consejo es no preocuparse. Cuanto más usted se concentra en eso, y encima de todo, cuanto más miedo tiene, tantas más oportunidades para crecer lo que se teme.

Si, por el contrario, usted vuelve su atención y sus intereses a otra cosa,
las posibilidades de curar aumentan.

Todo miedo debe ser vencido y sustituido por una total confianza en la Gracia Divina.

(La Madre, «Salud y Cura en el Yoga», 44-45)

El tema del Miedo continuará

 

Audio Irdin: Conversas con Triguerinho n.377  http://www.irdin.org.br/acervo/detalhes/4662
Delimitación del tiempo del audio: 7´53 min hasta 10´07 min (sugerido para profundizar: de 7´40 hasta 12´30)