¿Sois capaces de separar del crecimiento el dolor?
¿Por qué tanto sufrimiento abate al hombre de la superficie de la Tierra? Tiempos de sufrimiento, tiempos de liberación… ¿Sois capaces de separar del crecimiento el dolor? Si es así, habéis cruzado el umbral que guarda la Tierra futura.
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El rescate de los seres de la superficie de la Tierra fue muy anunciado. En diferentes versiones, su advenimiento llegó al conocimiento de la humanidad. Hoy, sin embargo, es más que una profecía: es una realidad que ya se refleja abiertamente en los planos materiales.
En el Camino, tendréis muchas luchas. Mantened afilada la espada de la determinación y en guardia el escudo de la devota persistencia. Sí, esta es la consigna de ahora: ¡avanzar! Porque los portales de los nuevos tiempos se abren de par en par al fiel servidor.
Aquel que verdaderamente se entrega al Supremo no teme, pues venció, en sí mismo, al enemigo.
Para pequeños cambios se necesita osadía. Para las transformaciones radicales se necesita rendición. Para transmutaciones profundas es necesario trascender el egoísmo Mucho aprenderéis al acoger al dolor como mensajero de la transformación. Pero conoceréis la alegría si acogéis la transformación como compañera de camino. No os dejéis abatir por las aparentes caídas; haz de ellas un trampolín para avanzar. Tampoco pactéis con la laxitud: sed firmes como un arco listo para lanzar al infinito su flecha.
Lo que en el cumplimiento del Plan Evolutivo el hombre, por sí mismo, no puede hacer, será realizado por las Energías. Pero antes de que ellas actúen, él debe haber realizado su parte. ¿Cómo puede el hombre reconocer su verdadero faz y dejarse absorber por ella? Abarcando la Inexistencia, encontrará la vertiente que, silenciosamente, a todo sostiene; vaciándose de sí mismo, será tocado por la Plenitud; no recorriendo camino alguno, llegará frente al Espejo invisible, donde objeto e imagen se convierten en una única expresión de la vida.
Cultivad en el corazón las semillas del Bien
El que siembra para sí, cosecha amargura. Aquel que en Gloria lanza las semillas de la vida sublime, comparte la abundancia del Espíritu. Si en tierra estéril has lanzado vuestras semillas, en escasez cosechareis sus frutos. Cultivad en el corazón las semillas del Bien. No intentéis convertir piedras en oro: las llaves de ese proceso no os pertenecen, sino al Espíritu que habita en vosotros. Por vuestras manos el Espíritu hará grandes obras.
Aquellos que hablan del propio proceso interior se vuelven iguales a esculturas de porcelana: blancos por fuera, huecos por dentro. El verdadero silencio cura, regenera, construye. Amad la soledad. En ella encontrareis las respuestas que necesitáis. Es necesario tener control sobre lo que habláis. Para eso, poned vuestro pensamiento y afecto en el centro del ser. ¿Invocasteis sabiduría? Humildad es la respuesta que recibiréis.
Es necesario aprender a donarse
No os dejéis engañar por tantos proyectos y realizaciones. En estos tiempos, más vale la pequeña y silenciosa acción abnegada que grandes hechos. Vigilad para no traer al camino espiritual los hábitos de la vida común de esta civilización enfermiza. Donaos. Es necesario aprender a donarse. Cuando vuestra mente indaga, vuestro corazón se agita. La orden es sumergirse en vuestro interior: no podéis encontrar en la superficie de ese mar la perla que buscáis. ¡Dejaos, oh hijos de la Tierra, penetrar por el gran Amor!
Ya es tiempo de asumir vuestra tarea íntegramente. La decisión es vuestra. ¡Perseverad! Esta batalla, no la vence el más fuerte, sino el que más persevera.
Texto extraído del libro Paz Interna en Tiempos Críticos. Ed Kier, Buenos Aires
Audio completo en: A caridade adulta