«Un joven de la paz construye nuevos puentes y eleva las consciencias por medio de sus actos de amor, de misericordia y de caridad»

La Campaña de la Juventud por la Paz, con el apoyo de la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), realizó su primera Jornada de la Juventud Misionera por la Paz en Uruguay, los días 20,21 y 22 de julio de 2018.

Juntos por un sueño

El primer día de la jornada (20/7), cerca de 20 misioneros prestaron auxilio al centro ocupacional llamado «Juntos por un Sueño». La institución, situada en la ciudad de Solymar, acoge a personas con discapacidades físicas o mentales. La visita misionera estuvo colmada de actividades de recreación, música y juegos. En la ocasión, se evaluó la posibilidad de hacer, en el futuro, una  intervención en el área externa y la construcción de una carpintería. A la noche, el grupo realizó una  sintonía de cierre del día, en una playa en la región de Ciudad de la Costa.

Presencia de la Red Luz

Los impulsos generados por las Jornadas de la Juventud Misionera por la Paz (tanto las que se realizaron en Brasil como la que se hizo en Uruguay) atrajeron integrantes de la Red-Luz. El apoyo y la experiencia de los miembros de la Red Luz se está sumando a la propuesta de los jóvenes misioneros y, de esa manera, las jornadas se están integrando a la Red Misionera Planetaria.

Asistencia al Reino Animal

El sábado (21/7), el servicio fue en el «LCA – Refugio de Animales», un lugar de rescate, recuperación y protección animal. Situado en Suárez, el local alberga aproximadamente 230 animales (perros, gatos, caballos, ovejas y cerdos). Está coordinado por Alicia Torres García, referente en Uruguay en cuestiones relacionadas a los derechos de los animales. Ella, su esposo y dos hijos adolescentes sostienen el albergue por medio de contribuciones espontáneas, de algún apoyo de la prefectura, de un trabajador que se contrata esporádicamente y de donaciones de un frigorífico, que cubre parte de la alimentación animal. La familia inició el trabajo de rescate hace 20 años, con 40 perros. Debido a la cantidad de animales, necesitan reubicarse fuera de los límites de la ciudad.

Los perros rompieron las ventanas de la casa y ocuparon parte del lugar como refugio. La familia, reiteradas veces, intentó reparar las ventanas y establecer límites para impedir la entrada de los animales, pero no logró grandes resultados. Debido a las condiciones deterioradas del lugar, Alicia manifestó gran preocupación en relación al bienestar integral de su familia, principalmente de sus hijos. La defensora de animales se encuentra en un estado delicado de salud: pasó por nueve operaciones médicas por un cáncer (que afectó varios órganos) y, recientemente, sufrió una agravación de su sistema cardiovascular.

El grupo de voluntarios hizo una limpieza general en los ambientes, construyó una cerca para el canil y pintó los juegos de la plaza, donde se reciben a los alumnos de escuelas, que van a conocer el refugio y, a veces, adoptan animales. La entrega y el amor de la familia por el Reino Animal eran evidentes y, al final de la jornada, tanto el equipo de misioneros como el grupo familiar expresaron un sentimiento pleno de gratitud. A la noche, Imer dio una charla, misionero de la FFHI, disertó sobre el tema: «Misiones de Ayuda Humanitaria».

Actividades en el merendero

El último día de la jornada (21/7), los jóvenes misioneros se trasladaron hasta el merendero «Barrio los Eucaliptus», situado en una villa en la ciudad de Maldonado. El merendero es un lugar donde se provee alimentación a los niños carentes. Las familias que viven en esa villa, en general, no tienen buenos hábitos alimentarios, educacionales ni higiénicos. Todo fin de semana y los feriados, alrededor de 25 niños reciben alimentación balanceada con frutas de estación. Más allá de eso, se distribuye ropa, se brinda orientación sobre higiene personal y se realizan actividades lúdicas. En ese espacio, también se llevan a cabo fiestas de cumpleaños.

El merendero está sostenido por donaciones de diversas personas y por voluntarios, que cocinan y se ocupan de la organización y de la limpieza del ambiente. La idea es alimentar el cuerpo y el alma de los pequeños, con amor y alegría. El equipo limpió, por dentro y por fuera, un local recientemente donado, que, en breve, será el nuevo merendero. Además hubo recreación e interacción con los niños y los moradores de la villa.

Incendio

Durante la actividad, una casa se incendió. El grupo apagó con baldes con agua y auxilió dentro de sus posibilidades, hasta la llegada del cuerpo de bomberos.

La situación inusitada despertó diferentes reacciones en los participantes de la jornada. Los jóvenes misioneros fueron tocados por el episodio, porque asistieron a las personas cuya casa fue destruida por el fuego. Las casas de la villa son bastante precarias, susceptibles de incendios, porque están hechas de madera y material inflamable.

El fuego devastó todo y, unos días después de la jornada, el equipo misionero consiguió captar donaciones (ropas, material escolar, artefactos domésticos, camas y colchones) para la familia afectada por el incendio. Uno de los participantes dela jornada es bombero y, a pedido del grupo, brindará una serie de conversaciones de instrucción para actuar en ese tipo de contexto. El gran impulso y la amplia respuesta del grupo generaron un espíritu de unidad y de servicio que asegura la continuidad de las acciones misioneras en Uruguay.

La jornada finalizó con la  ceremonia de la comunión ecuménica.

Más informaciones

monteshasta33@gmail.com