Oigamos lo que nuestro instructor Trigueirinho nos dice respecto al miedo.

Los medios masivos explotan el tema de la INMUNIDAD, tan acuciante hoy, por sus aspectos más amenazadores y alarmantes, cargando sus titulares con constantes amenazas de grandes epidemias; surgimiento de enfermedades desconocidas y amenazadoras, en parte debido a la creciente resistencia microbiana a los medicamentos ya conocidos; amenazas de guerras químicas, biológicas, psíquicas, sonoras, cibernéticas; a la publicidad y a la manipulación subliminar de la consciencia colectiva; el tema polémico de las vacunas; la contaminación incontrolable de los suelos, de las aguas, del aire, de los alimentos, etc. Y, a pesar de los grandes avances de la medicina, ciertos aspectos sutiles de esa condición, sin embargo permanecen aún no valorados, correctamente, por la ciencia, que se ocupa solo de sus aspectos y manifestaciones materiales.

Este nuevo ciclo de estudios al respecto de la Inmunidad comienza con un relato insólito e intrigante, tomado de la Agenda de una discípula de Sri Aurobindo, conocida como La Madre, ambos Iniciados que abrían caminos internos para la manifestación de una Nueva Consciencia  y de una Nueva Era para este planeta y esta humanidad. Será transcripto integralmente para mantener su energía original, sin embargo, dividió en dos partes, debido a su tamaño.

“Yo viví, y aprendí…”
(una historia realParte 1)

Yo estaba en Japón, al principio de enero de 1919. Época en que una terrible gripe arrasaba por todo el país, y que ya había matado cientos de miles de personas. Era una epidemia como pocas veces se había visto. En Tokio había cientos de nuevos casos, todos los días.

La enfermedad parecía transcurrir de la siguiente forma: duraba tres días, y en el tercero el paciente moría. Las personas morían en tal cantidad que no conseguían cremarlas a todas, era imposible, era mucha gente. No obstante, si un enfermo no moría al tercer día, al final de los siete días estaba totalmente curado; un poco cansado, pero todos por igual, completamente curados: Había un pánico en la ciudad, porque las epidemias son muy raras en Japón. Las personas son muy limpias, muy cuidadosas, de una moral muy fina. Las enfermedades son muy raras. Incluso así, esta vino como una catástrofe. Había un miedo terrible. Se veía a las personas en las calles con máscaras en la nariz, para purificar el aire que respiraban, para liberarse de los gérmenes de la enfermedad. Era un miedo colectivo…

Ocurrió entonces que yo estaba viviendo con alguien que no paraba de importunarme: “¿Qué es esta enfermedad? ¿Qué es lo que está por detrás de ella? Lo que yo hacía era simplemente envolverme con mi fuerza, con mi protección, para no pegarme la gripe; no pensaba más en ella, pero constantemente continuaba haciendo mi trabajo. Nada sucedió y yo no pensaba más en ella, pero constantemente oía: “¿Qué es esto?” ¡Oh! Me gustaría saber qué es lo que está por detrás de esta enfermedad. “Pero, ¿usted no podría decirme lo que está por detrás de esta enfermedad porque ella está aquí?” Etc.

Un día, una mujer que yo conocía, me llamó de la otra punta de la ciudad, porque me quería presentar unos amigos y mostrarme ciertas cosas. No recuerdo ahora exactamente cuál era el asunto, pero de todas formas, tenía que atravesar toda la ciudad en ómnibus. Veía a las personas con las máscaras y había en la atmósfera ese miedo constante, y entonces me vino la sugerencia; y comencé a preguntarme: “Realmente, ¿qué es esta enfermedad? ¿Qué es lo que está por detrás de ella? ¿Qué fuerzas humanas actúan en ella?”

Llegué a la casa de la conocida, permanecí allí una hora y regresé. Volví con una fiebre terrible. Ya me había agarrado la enfermedad. Ella llegaba así, sin anunciar, repentinamente. Las enfermedades, generalmente las infecciosas, se alojan algunos días en el organismo: ellas llegan, hay una pequeña batalla en el cuerpo, usted gana o pierde; si pierde, llega la enfermedad, no es complicado. En esta enfermedad, sin embargo, termina de recibir una carta, abre el sobre, y ahí, de pronto ¡la cosa sucede! Al momento siguiente, ya está con fiebre. Bien, en esa noche, yo ya estaba con una terrible fiebre.

Llamaron a un médico (no fui yo quien lo llamó) y él me dijo: “Es muy necesario que tome este medicamento”. Era uno de los mejores medicamentos para la fiebre y todavía tenía algunos (todos se le habían casi terminado porque todo el mundo estaba tomando. “Tengo aún unas cajas y le daré un poco”. “Por favor, no me lo dé,  pues no lo voy a tomar”. “Guárdelo para quien cree en él y vaya a tomarlo.” Él me contestó perplejo: “No valía la pena venir aquí”. Y yo le respondí; “¡Tal vez no valía la pena!” Y permanecí en la cama con mi fiebre, una violenta fiebre. Y todo el tiempo yo me preguntaba: “¿Qué es esa enfermedad? “¿Qué es esa enfermedad?” ¿Qué está por detrás de ella?…”

Al final del segundo día, cuando yo estaba en el lecho completamente sola, vi claramente un ser, con una parte de la cabeza seccionada, en uniforme militar (o restos de uniforme militar), acercándose a mí; de repente, él se precipitó sobre mi pecho, con esa media cabeza, para chupar mi energía. Tomé consciencia y entonces percibí que yo estaba por morir. Él estaba succionando toda la energía vital (aclaro aquí que normalmente las personas morían de neumonía en tres días!) Yo me encontraba completamente postrada en la cama, inmóvil, en un transe profundo. No podía moverme más, y él succionaba. Yo pensé: ahora es el fin. Entonces apelé a mi poder oculto, trabé una gran batalla, y conseguí repelerlo de tal forma que no pudo permanecer allí por más tiempo. Y desperté […]

Haremos una pausa aquí y finalizaremos este relato la semana próxima. Un punto ya muy destacado por La Madre, y que es de suma importancia para comprender más profundamente el tema de la Inmunidad, es la presencia sobresaliente del miedo muy explotada por ciertas facciones del mal, para fines oscuros, como aún veremos.

Esta gripe referida por la Madre se conoció mundialmente como Gripe Española, la mayor pandemia relatada en la historia humana, de inusitada virulencia y mortalidad, la más devastadora, segando la vida de 50 a 100 millones de seres humanos, y que se expandió por casi todo el planeta, en el período de la Primera Guerra Mundial (1918-1920)

Una sencilla oración, muy eficaz y dirigida a nuestro Ángel de la Guarda, puede ser de gran ayuda para aquellos que se valen de esas realidades sutiles y poderosas que nos protegen, iluminan y nos guían. Podemos usarla a cualquier hora de día y de noche, por ejemplo, al salir de casa de mañana, antes de dormirse, al despertarse, ante cualquier situación difícil, y en tantas otras oportunidades. Es una oración poderosa y afirmativa.

Ángel de la Guarda, que impregnas mi ser,
guíame de noche, guíame de día.

Protégeme de mí mismo,
y de las fuerzas oscuras que tratan engañarme.

De Luz, eres,
en el Amor caminas,
por el Poder de Dios actúas,
colma de Paz mi corazón

Amén

El tema de la INMUNIDAD proseguirá.

 

Texto: Fray Ameino
Audio Irdin:
 Conversas com Trigueirinho n.402 – 0´05 min hasta 2´20 min
Audio completo: www.irdin.org.br/acervo/detalhes/