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El ritmo de los ciclos

El rápido deterioro por el que pasan las formas materiales puede engañar a la consciencia, despertando en ella cierta ansiedad. Vivir con alegría y entereza el ritmo de los ciclos externos y al mismo tiempo estar desprendido de él permite sintonizarse con leyes superiores.

Nada puede justificar una preocupación o ansiedad. Que se tenga fe en la abundancia que transforma las pruebas en momentos de gran evolución, o al menos que se permita que la consciencia dé pasos al dejar de lado la expectativa.

El tiempo para las transformaciones internas

El tiempo para que las transformaciones internas afloren no es el mismo de los relojes. O sea que para descubrirlo y acompañarlo es necesario dejar de contar lo que falta de el destino y entrar en sintonía con engranajes en los que  prevalezcan leyes de otra naturaleza. Es sabio conectarse con el universo desconocido que existe dentro del propio ser, desligándose, entonces, de todo el resto. Este universo no se encuentra en ningún lugar físico, es un estado en el cual no existen los conflictos que la vida externa  presenta. De la interacción con él emerge la capacidad de permanecer en paz antes las situaciones que hoy no pueden transformarse.

Aceptar la conducción superior

Cuanto más el hombre reacciona contra las circunstancias que cree que son desfavorables, más entra en conflicto con las fuerzas del nivel en las que ellas se desarrollan. De esa manera se enreda con las fuerzas del juego kármico, postergando los cambios que podría ocurrir. Esta capacidad de aceptar la conducción superior madura cuando se deja de luchar con eventos que se disuelven por sí mismos en la hora más adecuada.

La vida interna y la externa tienden a aproximarse y volverse un conjunto cohesionado y compacto, donde las energías de un estado no se oponen a las del otro; los núcleos internos son quienes  realizan esa  unificación y no la personalidad. El papel de la personalidad es el de mantenerse abierto, sereno y entregado sin querer determinar caminos por sí mismo, pues estos están escritos en niveles profundos. El libre albedrío debe ser superado en todos los sectores de la existencia, principalmente absteniéndose el ser de querer conducir la propia evolución sin estar inspirado en la voluntad de la propia esencia interior.

Entregar los resultados a las corrientes evolutivas

O se tiene fe en la Sabiduría que todo y a todos rige, o se prosigue queriendo elegir el propio rumbo personalmente. Es una cuestión de elección, pero la verdad es que en muchos ya existe la posibilidad de, al surgir el conflicto, optar por la paz y por la neutralidad, y entregar los resultados a las corrientes evolutivas.

 

Para ser útil al desarrollo de todo, es necesario tener compasión de los demás, sin embargo con vigilancia y rigor consigo mismo. Los que asumieron servir a la evolución deben cultivar en sí mismos un estado que estimule a otros a buscar la serenidad. En períodos de transición, la armonía y la paz son fuentes de auxilio.

Aún cuando al principio no se perciba la importancia de la serenidad, a medida que ella se instala es posible notar sus reflejos con quienes se entra en contacto. Entonces se comprenden los beneficios que provienen de apaciguar ciertas tendencias y de la sumisión de los apetitos sensoriales.

Coraje y firmeza

Una profunda apertura para la transmutación de las fuerzas densas presentes en los cuerpos materiales de un ser (físico, emocional y mental) trae a su aura cristalinidad, transparencia, y limpidez. Pero es necesario, además de esta continua apertura, coraje y firmeza para no ceder al asedio de las corrientes negativas que, por el momento, circulan en el planeta.

 

Artículo de referencia: Jornal O Tempo, del 15/oct/2017
Nombre del artículo en el Diario: Buscar incansablemente la paz y la serenidad es el ejercicio de hoy.
Audio de Irdin: La paz interior y la vida simbólica (Paz interior e vida simbólica)
Audio Completo: http://www.irdin.org.br/acervo/detalhes/11940
Tiempo del audio: 7´33 a 11´26