Un grupo de personas sensibilizadas por las dificultades que viven muchos indigentes de la ciudad de San Pablo, Brasil, se reunen todos los fines de semana para compartir un poco de amor con quienes viven en las calles de la gran metrópolis.

El servicio consiste en la elaboración y distribución de alimentos y es ofrecido por uno de los 22 grupos de la Red-Luz de San Pablo, afiliada a la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional. Cuenta con la colaboración de voluntarios de diferentes caminos espirituales como católicos, evangélicos, espiritistas e inclusive ateos, que trascendiendo sus diferencias, se unen para realizar juntos una acción de bien en favor del prójimo más necesitado.

Unos 150 corazones afligidos, la mayoría hombres dependientes del alcohol y las drogas, encuentran todos los domingos un pequeño oasis de paz y consuelo en la vereda de la esquina formada por las calles Rego Freitas y Consolación. Allí, entre las 11 horas y el mediodía, es servida una sopa vegetariana.

La comida es preparada en un restaurante próximo, cuyo propietario cede el local para esa acción caritativa y pide a sus empleados que ya dejen semipreparados los ingredientes el día anterior. A las 9 de la mañana del domingo, los miembros del grupo Red-Luz dan inicio a la actividad con una sintonía espiritual. Mientras tanto, los otros voluntarios comienzan la preparación de la sopa. Poco después de las 10 de la mañana, ambos grupos se encuentran para finalizar los detalles y dirigirse al lugar donde es servido el alimento.

Sintonía inicial en la iglesia de la Consolación

“Esta experiencia nos ha enseñado que si no permanecemos coligados con lo Alto y concentrados en la tarea interna durante la distribución de la sopa, facilmente la energía de los asistidos se agita, pudiendo generar desequilibrios y conflictos serios”, comenta Moyses Tinoco, coordinador del grupo Red-Luz que asumió el servicio en mayo de 2016.

“También estamos aprendiendo a amar a los otros como son, sin críticas ni juicios; a trabajar en grupo desarrollando la unidad; a agradecer por tantas bendiciones recibidas”, prosigue explicando.

Sintonía de cierre en el lugar del servicio

“Ciertamente no es fácil levantarse temprano los domingos después de trabajar arduamente toda la semana, pero aquí encuentro algo mayor. Estamos en la vida para dar, para entregar, es tan satisfactorio participar de una actividad, en la cual, el objetivo es simplemente ayudar al prójimo, sin ningún interés financiero. Cuando uno encuentra un grupo organizado para canalizar ese impulso ya no existe excusa para no hacerlo”, testimonia Fausto, voluntario que coopera desde hace algunos meses.

Finalizado el almuerzo, todo el grupo se reune en círculo para agradecer a Dios por todo lo realizado.

El grupo cuenta con su apoyo, entre en contacto: redeluzsaopaulo@fraterinternacional.org