El calor del reencuentro

El 8 de noviembre, la Escuela Parque Tibetano, luego de estar cerrada desde marzo de 2020, debido a la pandemia Covid-19, abrió sus puertas para recibir docentes y estudiantes, iniciando sus actividades docentes en un formato híbrido, que combina actividades presenciales y remotas.

El regreso a clases se preparó con mucha dedicación y se realizaron varias acciones para que esto sucediera. En los encuentros pedagógicos, el equipo educativo buscó alinearse en torno a la necesidad de acoger y escuchar a los niños y a sus familias, asumiendo un trabajo conjunto de guardianes de la vida y de los protocolos legales requeridos para el retorno social.

Los espacios escolares necesitaban ser despertados, puesto que durmieron por mucho tiempo durante el aislamiento social. Fueron revitalizados y adaptados con una importante inversión estructural, que incluyó la instalación de lavabos, compra de equipos de protección sanitaria y demarcación del terreno para respetar el distanciamiento, siguiendo cuidadosamente los lineamientos del “Protocolo de Salud para el Retorno a las Actividades Presenciales en el Contexto de la Pandemia de Covid-19”, elaborado por la Secretaría de Salud del Estado de Minas Gerais.

 Todas las demás estrategias adoptadas por la Escuela para una reanudación segura y el regreso a clases fueron descritas en el Plan Individual de Institución Educativa (PIIE). Este documento fue elaborado por la dirección de la Escuela siguiendo los lineamientos legales necesarios y como respuesta a la reanudación gradual exigida por la Secretaria de Educación del Estado de Minas Gerais, que monitorea y supervisa el funcionamiento y la estructura de la Escuela.

 La Escuela también recibió la inspección de la Vigilancia Sanitaria, que aprobó su reapertura y elogió la organización y limpieza de los espacios.

 Para que el regreso a las actividades presenciales pudiera ocurrir de manera segura y gradual, luego de tanto tiempo de aislamiento, se organizó una alternancia entre los grupos, de manera que cada grupo de estudiantes pudiera tener clases presenciales dos veces por semana, asegurándose de que no hubiera hacinamiento. También se mantuvo la intención de retomar el espacio de la Escuela como lugar de convivencia, reencuentro, intercambios, interacciones sociales esenciales para el desarrollo y expansión de las vivencias de cada uno.

La alegría y satisfacción de todos por poder estar en el espacio de la Escuela fue visible. Lo que antes era un espacio de armonía y belleza, se ha convertido en un espacio para fortalecer, en diferentes manos, las acciones colaborativas de cuidado y mantenimiento.

A pesar de que todo estaba muy bien preparado para el regreso a clases, no sabíamos cómo sería vivido este regreso por cada uno de ellos, lo que requería que todo el equipo estuviera abierto a mirar y acoger lo nuevo que se está mostrando a cada momento.

El espacio de la Escuela y las relaciones que se entretejen en él crearon las condiciones necesarias para que los niños y jóvenes experimentaran nuevos descubrimientos, resignificaran las experiencias y los saberes. Los retos se empezaron a vivir como oportunidades y ejercicios de cooperación, respeto, confianza, reconexión con uno mismo, con los demás y con los Reinos de la Naturaleza, muy presentes en la Escuela.

Se constató que la presencia del docente y los contactos directos y fraternos reafirmaron vínculos importantes para el proceso de aprendizaje, valorando su lugar como uno que intencionalmente acoge, media, potencia y expande los procesos educativos.

La alegría de las experiencias presenciales

Lester, padre de dos alumnos (Preescolar y 2° año), comentó que luego de regresar a las actividades presenciales, los niños regresaron a casa con mucha alegría y que cuando supieron que pronto habría vacaciones, dijeron que no necesitan descansar, que querían seguir yendo a la escuela.

Matteo (10 años, estudiante de 4º año) dijo: “Me gusta mucho ir a la escuela, porque me gusta mucho poder hacer las actividades presencialmente con la maestra. Me gusta mucho poder jugar con los otros niños que no veo todos los días, me gusta hacer actividades, hacer ritmos .. ¡Yo quiero venir a la escuela todos los días! ”

Hna Inmaculada, coordinadora pedagógica del Colegio y maestra auxiliar de 4º grado, declaró: “Siento que no hay comparación, la posibilidad de encuentro, de estar realmente en presencia, el contacto directo y fraterno con y entre los niños, esto ha traído una renovación de la energía de toda la Escuela. Se ha podido ver cómo los niños llegan con alegría. Están respetando y valorando mucho más la Escuela. Son más participativos, entusiastas. Nos damos cuenta de cuánto han crecido, madurado y, en los círculos de conversación, los podemos escuchar sobre lo que vivieron en este período de aislamiento, observando cuánta resiliencia desarrollaron”.

La coordinadora pedagógica también agrega: “Por otro lado, en las sintonías grupales (momentos de apertura de la jornada), nos dimos cuenta de que los niños son capaces de expresarse y exponerse sin miedo y este ha sido un ejercicio muy enriquecedor para todos. Revelan el nivel de su camino en la alfabetización y se escuchan unos a otros con gran respeto”.

Entonces, así es como, a pesar del momento desafiante que vive la humanidad, ¡toda la comunidad escolar quedó radiante por la oportunidad de este reencuentro antes de las vacaciones escolares!