Parte – 10 – Energías cósmicas, telúricas e tectônicas
Tema: Cura planetaria, Cura de la Humanidad

Nuestra amada Tierra es un Planeta-Escuela, internamente aún muy desconocido, que sostiene, desde eras planetarias, su propia escala vibratoria, dimensional y polar, que le permite conservar su posición de equilibrio dentro del vasto campo energético-magnético de este Universo local al que pertenece. Y como todo cuerpo celeste en evolución, recibe, continuamente, energías cósmicas poderosas que emanan directamente del Sol Central de nuestra Galaxia, que la ponen en resonancia con la Vida Universal.

Al ingresar aquí, se teletransportan como a lo largo de una vasta red de laberintos que recorre el interior del Planeta y así llegan al Cristal (energético) del centro de la Tierra, que las convierte en energías telúricas; pasan por procesos de readaptación a la Tierra y se transforman, por fin, en energías tectónicas. Estas, a su vez, impulsan, sostienen y coordinan las corrientes ascendentes y descendientes de magma en el interior del manto terrestre, moviendo así las placas continentales y oceánicas1 en la superficie, lo que mantiene en equilibrio, de forma permanente, a los polos de la Tierra, y permite que cada polo participe en el equilibrio planetario, dentro del Universo.2

[1] Una placa tectónica (continental u oceánica) es un fragmento de la litósfera —la capa exterior sólida de la Tierra—. que se mueve en bloque casi rígido sobre el manto superior de la Tierra.
[2] Para profundizar en este tema escuche el CD: El retiro de Cueva de los Tayos y otras Revelaciones, de Shimani, editado por Irdin Editora.

Misteriosa dinámica interna

Esta misteriosa dinámica interna, invisible a nuestros ojos, genera la readecuación de toda la vida planetaria y de todos los Reinos que aquí cohabitan con el ser humano. Esta es también la forma de cómo las escalas vibratorias del Planeta pueden cambiar radicalmente su cara externa, como ya sucedió otras veces en nuestra historia remota. Las placas tectónicas se movieron por el gran concentrado de energías físicas y psíquicas devastadoras, generadas por la acción del ser humano, lo que desencadenó grandes cataclismos, destrucciones masivas y una readecuación global de todo el sistema planetario, de la humanidad y de los Reinos de la Naturaleza.

Esto es lo que está en la base de la desaparición de grandes civilizaciones legendarias, como la Lemuria y la Atlántida. Y al parecer, el ser humano aún no ha aprendido, de una vez, la lección. Desafortunadamente, él juega hoy con un poder destructivo de tal monta que se ha vuelto capaz de barrer de la superficie de la Tierra, para siempre, toda la vida que aquí se gestó y se desarrolló, incluso la propia civilización humana. ¡Algo realmente imperdonable ante el Universo, la Creación Universal y el Creador!

Tierra, un planeta en riesgo permanente

Llegó el tiempo y la hora de enfrentar la realidad, y no de querer ocultarla. La humanidad está viviendo su Juicio, y eso, quizá, les pese a muchos. Pero que, en este momento difícil para esas regiones del planeta, predomine la fe, porque en la fe es posible regenerar todas las cosas y, así, renovarlas. Vivan este ciclo como el principio de un Armagedón, desconocido para esta humanidad, que lo enfrenta por primera vez.

Cada área del planeta será purificada. El mundo y su raza de superficie no pueden continuar como están, como si nada estuviera sucediendo. Para que todo se renueve y surja una humanidad más responsable y reverente, se necesitará oración, para que las bases del despertar y de la armonía se gesten, primero, en el corazón y después en la consciencia.

Es hora de enfrentar la realidad que fue y es generada por la injusticia y la indiferencia humana. Busquen el Amor de Dios que, lleno de Misericordia, aún espera ser derramado en todas las almas que lo buscan de corazón.

(Mensaje de la Virgen María, 28 de enero de 2017)

A purificación y la transición planetaria

Siete años transcurrieron desde el gran evento sísmico que asoló la isla de Japón, en marzo/ 2011, y que dejó marcas no solo en los corazones y el alma de su pueblo, sino también cicatrices profundas en el propio cuerpo de la Madre Tierra. En el mismo día fuimos contactados por los Mensajeros Divinos que nos instruyen, siempre y cuando sea necesario, y fuimos informados acerca de la gravedad de la situación planetaria después de ese catastrófico acontecimiento, que aunque solo fue regional, involucró y colocó en riesgo, seriamente, todo el Planeta.

Una grave fisura energética, telúrica y tectónica se  desencadenó en las profundidades del Océano Pacífico, lo que casi ‘rasgó’ la Tierra al medio, como cuando se corta una fruta por la mitad. Lo que se generó a partir de ese hecho llegó a desplazar el eje de la Tierra (lo que la ciencia terrestre ya detectó) y la coordenada del Ecuador también se inclinó, y ya no está más como era. Viéndolo desde el espacio, el Planeta se encuentra en una posición más horizontal. Una situación, realmente, muy grave. Como antípodas de nuestros hermanos orientales, no podemos ni siquiera imaginar el impacto que ellos, verdaderamente, vivieron y sintieron, ante esta violenta purificación.

Esto fue una clara evidencia, para nuestros Hermanos Mayores, de que la purificación y la transición planetaria se aceleraron y se adelantaron. La era del Armagedón, definitivamente, llegó al Planeta, por más que muchos no lo crean, no lo acepten y ¡prefieran continuar en la amarga ilusión de que todo volverá a ser como siempre! Se produjo una gran masa energética oscura y densa, como fruto de la actividad psíquica humana corrompida y altamente destructiva, y se extendió por casi la mitad del Planeta.

¡Y así una definitiva reacción en cadena se desencadenó en toda la vida planetaria!