Todos hemos sido estimulados a
la convivencia fraterna, al amor y a la paz

En el transcurso de la evolución, todos hemos sido estimulados a la convivencia fraterna, al amor y a la paz. Aún, inconscientemente, se aspira a llegar a la verdadera cooperación.

Acción positiva

La aspiración de vivir y de trabajar en armonía se transforma en acción positiva cuando se basa en valores espirituales. De hecho, las conductas fraternas van disolviendo el egoísmo. Movidos por esa voluntad, somos capaces de persistir aún cuando todo alrededor se opone al hecho de compartir.

La posibilidad de cooperación entre los seres humanos surge de la búsqueda de unión de cada uno con su nivel interno, con su alma. Y esa búsqueda comienza si hay disponibilidad para modificarse a sí mismo y para no abatirnos con el modo de actuar de los demás. Muchos están pasando por pruebas importantes, y, por medio de ellas, se aproximan a la unión con sus semejantes.

Las estructuras materiales pueden derrumbarse por completo, en pocos instantes, pero quien estuviera desarrollando la voluntad espiritual y mantuviera la fe se sentirá seguro. Sobre todo en tiempos turbulentos, como los actuales, es necesario no involucrarse emocionalmente con los acontecimientos externos. Es necesario, también, renunciar a conductas egoístas, porque acarrean limitaciones, sufrimiento y dolor psíquico.

En la senda de la cooperación, la neutralidad es la fuente de seguridad y de paz. Nada perturba el corazón ni el pensamiento cuando están ausentes preferencias egoístas o posiciones separatistas. La unión se consolida si la persona se mantiene equilibrada.

Donar la propia vida
en prol del bien de todos

La integración de la consciencia humana en el trabajo fraterno ensancha sus horizontes, torna sus problemas más simples y la lleva a trascender el egoísmo y las desarmonías. Así comienza el correcto vínculo con las leyes de una existencia incalculablemente abundante. Para eso se necesita más que la simple disposición para cumplir con las tareas, sino donar la propia vida en prol del bien de todos.

 La alegría que brota del servicio

Pero antes de que la donación se convierta en un gesto natural, se puede descubrir la alegría que brota del puro servicio. Hay que hacer un gran trabajo, y los que asumen la vida de servicio y de cooperación, se adaptan al cumplimiento simultáneo de múltiples tareas. Que sean agradecidos por tanta oportunidad de ser útiles.

Las tareas son un medio de evolución

Las tareas son un medio de evolución y, para un corazón animado por la fraternidad, motivo de alegría. Favorece la autodonación y el olvido de sí mismo. La actitud solícita ocupa el lugar de los antiguos actos egoístas, y la abundancia finalmente emerge.

Para los que ven en la cooperación un camino de crecimiento interior, que intenten realizar lo que se considera imposible. El empeño humano, alcanza para llevar adelante lo que se considera como imposible, pero para poner en práctica el espíritu de fraternidad, es necesario despertar capacidades dormidas o nuevos potenciales.

Que cuenten con recursos aún desconocidos, latentes en el interior de los seres. Es tiempo de premura, urgencia, y fe. Las necesidades reales siempre son suplidas, en la hora correcta, cuando se vive según leyes espirituales elevadas. Y una de esas leyes fue enunciada por Cristo cuando dijo al hombre: «buscad primero el Reino de los Cielos dentro de ti y todo lo demás será añadido.»

La alegría del alma

La cooperación trae abundancia, que no siempre es una gran cantidad, pero es la cantidad justa con calidad. Es una vibración de alegría del alma que se dona, y se expresa, día a día, en el mundo de las formas.

Cuando se renuncia al egoísmo, se puede compartir la verdadera abundancia. Se puede decir, entonces: «Nada nos Falta«.

Nada nos falta

Artículo de referencia: Jornal O Tempo, de 10/jul/2016
Nombre del artículo: Cooperación, un puente para la verdadera fraternidad