“Lo importante no es lo que se da, sino el amor con que se da” – Madre Teresa de Calcuta

La Comunidad-Luz Flor de Lys junto con los Monasterios de la Gracia y del Cristo Redentor, ambos pertenecientes a la Orden Gracia y Misericordia, participaron en la inauguración de un nuevo local del Centro de Bienes Donados en Portugal.

El Centro de Bienes Donados es una Institución Particular de Solidaridad Social que se ocupa de apoyar a las familias que se encuentran en situación de necesidad económica y social. Tiene una sede en la región de Outeiro de la Cabeza y un almacén en Torres Vedras, ambos en Portugal.

Esta institución tiene como lema “Recuperar, Reciclar, Repartir” y se basa en los principios de la solidaridad y del trabajo voluntario.

El coordinador del Centro y también de un grupo de la Red-Luz en Portugal, Fernando Castro, contó que la idea del Centro de Bienes Donados surgió durante una estadía en la Comunidad-Luz Figueira en el 2007. En un momento de recogimiento en el cuarto, escuchó una voz interna: “recibir de los que tienen y dar a los que no tienen”. La frase era la síntesis de la tarea que el emprendió cuando vino a Portugal. Además, el comenta que una charla en el período en que estaba en la Comunidad le sirvió de confirmación para el proyecto.

La Comunidad-Luz Flor de Lys y los Monasterios ayudaron en la selección y organización del vestuario para donación, separando el material por tamaño y género. Igualmente apoyaron recibiendo al público y en la distribución de los bienes.

“El verdadero donador sabe que todo pertenece a la Vida Única y que el es solo un intermediario para que algo sea transferido de un lugar para otro, de un ser para otro”, nos dice la palabra “Donación” en el libro Léxico  Esotérico de la Obra de Trigueirinho.

El Centro de Bienes Donados sirve de puente entre el que quiere dar y el que va a recibir, formando un eslabón que une a las dos partes.

La intención de la Comunidad y de los Monasterios es mantener un ritmo bimensual, sirviendo a través de la entrega hecha de corazón, aquella que, de acuerdo con el propio Fernando, se convierte en una “comunicación entre las almas”.