Hoy vamos a contar un poco la historia de cómo llegaron los animales de gran porte a la Comunidad-Luz Nova Terra, afiliada a laFraternidad- Federación Humanitaria Internacional (FFHI). Después de todo, no todos los días se adopta un caballo, una vaca o un cerdo.
Su historia forma parte de la historia de Comunidad-Luz. Siempre han estado presentes de alguna manera a lo largo de estos años. Algunos de ellos llegaron a través de personas que los habían adoptado conscientemente y querían a sus animales, pero tuvieron que deshacerse de ellos por no poder ofrecerles los cuidados necesarios que cada uno requiere, a veces por falta de espacio o por las condiciones económicas.
Estas personas buscaron a los miembros de Comunidad-Luz en confianza, para que los recibieran y cuidaran con mucho amor a sus queridos animales. Una gran responsabilidad aceptada por todos con mucho cariño, como fue el caso del caballo Amado, algunas de las vaquitas y la cerda Didica, por ejemplo.
Otros llegaron con una historia no tan feliz. Llegaban por denuncias de maltrato y abandono, o bien los miembros de Comunidad-Luz presenciaban el sufrimiento del animal en ese lugar y lo rescataban. Este fue el caso, por ejemplo, del caballo Kantaka, y de la mayoría de los caballos. ¿Cómo que la mayoría de los caballos?
Sí, la mayoría de los caballos que están en la Comunidad-Luz fueron liberados de la vida que llevaban tirando de carros en la isla de Paquetá, en Río de Janeiro. Allí pasaban muchas horas diarias al sol, sin agua ni comida suficientes, y trabajaban todo el día, ya que allí no se utilizan carros como transporte. Un grupo de defensores de los derechos de los animales consiguió un permiso para liberarlos de esa situación, y fueron enviados rápidamente a Comunidade-Luz.
Algunas vaquitas ya existían allí, desde que se compró la finca, y siempre han estado bien, pero otras también llegaron en grupo, liberadas de una situación poco digna para ellas, en una finca que tenía un enfoque turístico y de exhibición de animales.
Otros santuarios que cuidan animales, como el Rancho de los Gnomos y el Santuario de las Hadas, también buscaron a la Comunidad-Luz para acoger algunos cerdos, vacas, cabras y caballos en momentos en que no estaban en condiciones de cuidarlos, pero siempre los acompañaron con amor.
Son cientos las historias que se recogen en el corazón de todos los que formamos la Comunidade-Luz sobre cada uno de estos seres tan bellos y cariñosos y que aparentemente no muestran mucho afecto por el ser humano, pero que por el contrario, son una puerta al amor dentro del Reino Animal.
Antes de terminar, te contaremos la historia de Nazareno, un burrito muy querido.
En 1998, vivía en una granja cerca de Comunidad-Luz, pero siempre estaba con una apariencia abatida y sin muchos estímulos ni contacto humano. Se le preguntó al dueño si quería donar ese burro, ya que no se encontraba bien, pero no aceptó.
Más tarde, pensando en qué podían ofrecer por el burro, los miembros de la Comunidad-Luz ofrecieron al dueño un equipo de música y un televisor que tenían pero que no utilizaban mucho. Dicho y hecho: en ese momento, Narazeno pasó a ser miembro de la Comunidad-Luz Nova Terra y hoy vive feliz, muy amado, haciendo sus peculiares sonidos y corriendo en los pastizales.
Accede al canal de Telegram de Comunidad-Luz Nova Terra: https://t.me/comunidadeluznovaterra