Lo Absoluto está en todas partes

Lo Absoluto está en todas partes, pero para estar delante de la verdadera Presencia es necesario ingresar en ámbitos centrales.

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La perseverancia es una importante llave

La perseverancia es una importante llave para quien se reúne al contingente de los grupos internos, manteniéndose siempre dispuestos para actuar cuando la Ley lo llama. Profundiza su destreza en el manejo de los instrumentos, de modo que, con los ojos cerrados, puede reconocer el blanco, pues los verdaderos sentidos que lo guían no se dejan empañar y perciben más allá del mundo concreto. Cuando el ser expresa esas características, está recibiendo, de modo especial, la irradiación del linaje jerárquico de los guerreros. La excelencia de su arte la alcanza cuando se vence a sí mismo. Actúa por palabras y gestos, y esos rituales son sus primeros maestros, al inicio de una serie de enseñanzas que recibirá a lo largo de su trayectoria interna.

Un guerrero

Un guerrero, según lo que aquí está siendo presentado, es un estado de consciencia instalado en los niveles internos del ser. La belleza y la armonía se revelan en sus movimientos cuando es bautizado por la nobleza del fuego. La reverencia por la luz se despierta en sus cuerpos, y tendrá la unión con la Jerarquía como su escudo protector.

Las escuelas de los mundos supramentales no abren sus puertas ni al soberbio ni al vanidoso, sino al que logró tomar las lecciones de la humildad que le harán señor de sí mismo. ¿Cuántos tienen la creencia vana de que son los que dirigen sus propios pasos cuando, en realidad, son títeres de las fuerzas involutivas que habitan sus cuerpos…

La consagración del ser

La consagración del ser es esencial para que comulgue con los grupos internos y para que reciba de los Instructores la palabra de vida, que no se expresa con vocablos terrenos, sino que es la luz pura que encuentra en el centro de sí mismo. Aún así, si no se rompen las cadenas que sujetan su consciencia al ámbito individual, y permanece restringido a sus posibilidades humanas, no logrará captar los torrentes renovadores que fluyen de ese centro. Hay un tiempo para que ciertos estados sean superados; la serena paciencia unida a la firme decisión de ir más allá son bálsamos que cicatrizan heridas abiertas, permitiendo que una energía sana se instale en sus cuerpos, sean estos externos o sutiles.

Linajes de evolución

En el Hombre Perfecto se encuentran maduros los aspectos de los diversos linajes de evolución disponibles para el reino humano. Así, cuando el silencio lo llama, emerge en él la vida contemplativa. Cuando un grito de lucha resuena, se calza su ropaje de guerrero y, con prontitud, prosigue. Cuando los impulsos cósmicos cortan los aires hacia núcleos receptores, todo su ser reluce con la pureza y transparencia de un espejo. Cuando la Ley penetra los niveles de manifestación, inspirando los patrones que se deben reconocer y vivir, acude a ella y se entrega, para resurgir como gobernante. Cuando la esencia debe tocar la consciencia y la vida de las partículas, nace en sí el sacerdote, y encamina la materia al encuentro de la luz. Cuando la sabiduría golpea a las puertas de la consciencia e intenta penetrarla, ese Hombre Perfecto se manifiesta como profeta y delinea, en los éteres, el porvenir. Cuando el latido cósmico se acerca a la forma y esta se tiene que preparar para acoger su dinámica, ese Hombre se revela como un curador, y afina los instrumentos para que el Gran Músico haga sonar su melodía.

Texto extraído del libro: “O Visitante”, (El Visitante) (p. 89, 90,91,92,93).
Audio completo en: Conversas com Trigueirinho nº 418

 

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