Transformar situaciones traumáticas en nuevas oportunidades de crecimiento y renovación es una de las tareas de los misioneros de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI). Salir de su país para buscar condiciones mejores de vida puede ser profundamente traumático . Es un salto a lo desconocido, y en este proceso la incertidumbre y la inseguridad pueden dejar marcas profundas. Esto sucede hoy en diversos lugares del mundo. También en Brasil, miles de refugiados venezolanos cruzan la frontera a pie con sus pocas pertenencias en bolsas, trayendo hijos y todo la familia.

La Operación Acogida, creada por el gobierno brasileño, busca recibirlos con los brazos abiertos. Y la Fraternidade – Humanitaria (FFHI) es una de las organizaciones asociadas de este esfuerzo colectivo de acogimiento. Los niños, especialmente, son extremadamente vulnerables a situaciones de inseguridad y pérdida de sus ritmos naturales de vida. Lo que se debe hacer para evitar que las situaciones desafiantes se transformen en traumas es proporcionar seguridad, estabilidad y paz.

Una de las mejores maneras de hacer esto es la actividad lúdica. En las rondas de canto, pintura, expresión corporal y trabajos manuales, los desafíos internos se van superando y los niños recuperan su naturalidad esencial, porque son acogidos y reciben atención y cariño. Durante las dinámicas de arte-educación, el sentido alegre inherente a la infancia se recupera, trayendo un aire fresco de esperanza y vida.

Jugar tiene un papel fundamental en el rescate de la esencia infantil. Es también, una poderosa herramienta para la cicatrización de heridas, ya que  permite al niño dar sentido a la vida. Mediante el juego, el niño manifiesta su personalidad y se organiza al elaborar su mundo. Es necesario facilitar las condiciones para que los niños puedan construirse en una base sólida y positiva, formar opinión al respecto de lo que los rodea y, con seguridad, dejar que fluyan sus necesidades naturales de movimiento, percepción y exploración del mundo, creciendo con alegría.

Es esencial ofrecer un ambiente estable, pacífico, amoroso e interesante de exploración y descubrimientos. Los misioneros de la Fraternidade – Humanitaria (FFHI) contribuyen con la formación de este ambiente, funcionando como adultos de referencia, así se tornan los modelos del niño mientras los padres viven su transición para una nueva vida en otro país.