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Tendencias que “no les pertenecen”

Llegamos a una fase, en la historia de la humanidad, en la que la interacción entre los más diversos puntos del planeta se tornó instantánea. Por una TV o por una computadora, las personas tienen acceso casi inmediato a lo que pasa en regiones distantes del globo. El tiempo y el espacio se disuelven en una “realidad” virtual, que, dígase de paso, controla de manera subliminar el modo de pensar de la mayoría.

Y, si esa interacción es intensa en el nivel material y concreto, aún más fuerte y contundente se presenta en los niveles sutiles. Cada vez más las personas perciben en sí sentimientos o tendencias que “no les pertenecen”. Algunas sienten opresión profunda; otras, un sentimiento repentino de pánico. Hay quien llore amargamente, sin que algo haya ocurrido en su vida para que esto sucediera. Otras son invadidas por el miedo o tomadas por impulsos de desesperación. Es que la humanidad es una, en cuerpo y alma. Lo que pasa con una parte de este gran cuerpo se refleja en el todo y se comparte en diferentes grados por sus células.

La mayor armonía posible

El sufrimiento que hoy se abate sobre la Tierra es incalculable. Sin embargo, delante de ese hecho, no podemos dejarnos de preguntar como mitigar tan grande sufrimiento, como contribuir para que este proceso pueda transcurrir con la mayor armonía posible.

Para eso, es bueno recordar que, a pesar de esa carga negativa, mayor es la ayuda disponible en los niveles espirituales, donde el caos no existe. Mas, por otro lado, el propio hombre deberá actuar conscientemente para equilibrar las malas acciones que a lo largo de las épocas engendró. Esta es la forma como podemos contribuir para la armonía. Y, si asumimos esta tarea, notaremos transformaciones inmediatas en nuestra vida, con repercusiones benéficas planetarias.

Presentamos aquí algunas sugerencias que pueden ser de valioso auxilio:

A medida que usted vaya desarrollando la atención sobre las propias acciones y aprendiendo a controlarlas, observará más defectos y fallas en su persona. No pierda tiempo analizándolos. Si comete algún desliz, dispóngase a no repetirlo y a manifestar lo opuesto. Después, siga adelante, con decisión.

No alimente culpa o resentimiento en sí mismo ni en los demás. Entre nosotros no hay culpables, sino aprendices; nos disponemos a aprender cuando nos disponemos a transformarnos.

No intente justificarse, ni frente a sí mismo, ni frente a los otros. Aprenda con el error y con el acierto, y de inmediato dé el paso siguiente.

Colíguese con los niveles más internos de su consciencia. Descubra cómo hacerlo. Todos saben, pues es un conocimiento inherente al ser. Recuerde algún momento de mucha dificultad, en el cual, dirigiéndose hacia Dios o hacia un poder superior, usted haya suplicado ayuda con sinceridad. El “lugar” en su interior para el cual se dirigió en aquel instante de necesidad extrema es adonde usted debe volver en todo instante en búsqueda de unión con la divinidad. Esta acción silenciosa es profundamente eficaz y transformadora.

Permita que la compasión aflore en su ser. Esto no tiene nada que ver con envolvimientos o demostraciones emocionales. La compasión es la comprensión de la real necesidad del otro, la unión con la esencia de los seres. Es algo para ser vivido y no para ser descripto o discutido.

“No alimente lo que debe morir. No siembre lo que no debe nacer”.
Su fortaleza será mayor si usted se rige firmemente por esa ley.

Recuerde que lo más importante es su entera y cristalina adhesión a la Verdad.

Libro de Trigueirinho: Mensajes reunidos vol. 1
Capítulo: El secreto de los pioneros delante de la actual situación del planeta
Audio de Irdin: Conversas com Trigueirinho nº 591
Tempo de audio: de 20’11″ al 21’55″
Audio completo en: 
http://www.irdin.org.br/site/produto/002334/