El concepto de familia puede tener muchos significados según el punto de vista de cada uno. Pero desde el punto de vista de vivir una vida fraterna y en armonía con todos los seres humanos, Reinos de la Naturaleza y con el planeta, la familia adquiere un concepto universal.
Si todos somos hijos de un Único Padre Creador y una Única Madre Divina, entonces todos los seres vivientes y todos los elementos son nuestros hermanos que nacieron de la misma fuente suprema.
Cada ser y criatura camina, en diferentes niveles de evolución, hacia la Casa del Padre, y somos tan diferentes en tantos aspectos que son evidentes las infinidad de formas, colores, tamaños, temperamentos y aprendizajes de cada uno.
El Padre eligió poner toda esta diversidad en un solo planeta para que pudiéramos descubrir, juntos, el amor y, así, pudiéramos aprender unos de los otros, completarnos unos a los otros, cuidarnos unos a los otros y crecer juntos, aunque siendo todos tan diferentes.
Esto es lo que hace que nuestro planeta y su escuela de amor sean tan especiales y, al mismo tiempo, tan desafiantes.
La propuesta de la Comunidad-Luz Nova Terra, afiliada a la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), no es muy diferente a la idea del Padre para el planeta … aquí el lema “Consciencia a través de la Convivencia” propone que todos , sin excepción, puedan curarse, expandir la consciencia y evolucionar en el amor a través de esta convivencia heterogénea, donde animales, plantas, niños, ancianos, jóvenes, negros, blancos, altos, bajos, ricos, pobres, gordos y flacos pueden olvidar estos conceptos, y ensanchar las barreras de la consciencia en un ejercicio diario de ver al otro como un hermano portador de la luz Divina.
Cuando Pama, coordinadora de la Comunidad-Luz Nova Terra, se abrió para adoptar a más de 40 niños sin preguntar ni poner condiciones, aquí sembró la semilla de la inclusión a través del amor, y aunque vengan aquí otras familias formadas para unirse al trabajo, continuaremos siempre con esta propuesta de intentar ver más allá de lo externo, profundizando en la fraternidad universal, donde somos todos niños y todos somos padres y madres.
Cuidarnos unos a otros, estar atentos a los menores, enseñar y nutrir, son atributos maternales que todos podemos aportar. Resguardar, instruir, proteger y educar son atributos paternales que igualmente todos podemos manifestar. Todos necesitamos ser amados como hijos y también necesitamos amar como padres y madres.
En este ejercicio continuo, y nada fácil, se desarrolla el desafío y la esperanza para que la semilla de la fraternidad puede expandirse a todos los hermanos del planeta.
