Renunciando se gana

«Quien se arrodilla, se eleva. Se conquista por medio de la total rendición de sí. Renunciando se gana» Estas son las enseñanzas del Instructor de Hércules al encargarle liberar a Lerna de la hidra que la asolaba―uno de los trabajos del héroe de la mitología griega.

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La esencia de la entrega

En las palabras del Instructor de Hércules se encuentra la esencia de la entrega. En su acepción espiritual, la entrega designa un estado de receptividad incondicional a las energías supraconscientes del propio ser o, a la Consciencia Única, que es inmanente a la Creación y al mismo tiempo la trasciende. Ese estado se lo alcanza gradualmente, en el transcurso de las etapas de ascenso del que recorre el camino evolutivo. Significa superar el libre albedrío. Ser consciente del propio potencial interno y asumirlo, dejándose conducir por su sabiduría intrínseca. Es el abandono del ser a su núcleo divino, la rendición del ego al poder monádico (espiritual).

En ese estado, se substituye la ansiedad por una visión consciente de los ciclos que deben cumplirse.

La unión del hombre con el Todo

Cuando las fuerzas constructoras y destructoras que se mueven en el interior de la materia se entregan de modo incondicional a los propósitos superiores, adquiere una nueva vibración. Un latido que la eleva más allá de los planos más densos. La mayor parte de la humanidad intenta por todos los medios hacer prevalecer sus ideas, gustos y preferencias. Para ella, es una victoria que su opinión sea aprobada por los demás. Se hacen elecciones, se incitan disputas, instigan la adhesión a puntos de vista y poco o nada se oye hablar del valor oculto que existe en la renuncia y en la entrega. Por lo tanto, una civilización erigida sobre bases partidarias está destinada a la destrucción. Pues en ella no hay flexibilidad para la unión del hombre con el Todo.

La entrega sincera abre caminos, en ella no hay acomodamiento sino un dinamismo interior cuya potencia rompe los obstáculos al contactar con la Luz. La verdadera entrega nace de una urgencia interna. El individuo necesita tanto de ella como del aire que respira. Ella se vuelve su vida y no solo una actitud humana o una búsqueda. En esa sintonía, su aspiración se intensifica, atrae energías que curan y transmutan a la materia.

Al vivir ese proceso, sus cuerpos podrán presentar conflictos y, muchas veces, males aparentes. Eso es parte de su purificación. Pues a medida que la luz de las células se expande, se realizan cambios vibratorios y se eliminan elementos impuros.

Hoy, la Jerarquía contacta al hombre por intermedio de su mónada (espíritu), y no más por su alma o su personalidad. Cuando el hombre se concentraen el plano monádico contribuye más ampliamente con el Plan Evolutivo. Su entrega se facilita al tomar consciencia de este hecho. Pues comprende que el mundo real se desarrolla en el mundo de las energías, en el portal de la existencia inmaterial.

Recibe las pruebas con gratitud, firmeza y fe

Entonces, por medio del desapego y del servicio realizado en el mundo formal, el individuo consuma su entrega al Yo Supremo y sabe a qué meta se dirige. Recibe las pruebas con gratitud, firmeza y fe. Comprende que, dentro de sí, más allá de las fuerzas humanas, está la síntesis de los linajes jerárquicos, representada por denominaciones simbólicas y expresivas: el Guerrero interno, el Sacerdote, el Sabio, el Guardián del Espejo Interior, el Gobernante de su existencia, el Curador de todos los males, y Aquel que contempla la faz de Innominado.

Quien busca sabe que por encima del dolor y del conflicto está la Verdad.

Artículo de O Tempo: El verdadero significado de la entrega a una vida superior.
Audio de Irdin – completo en: Conversas especiais – 23

 

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