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La Casa de Acogimiento de San José, local administrado por los misioneros de la Fraternidade Federación Humanitaria Internacional, en Carmo da Cachoeira,  Minas Gerais, Brasil, comienza a abrir oportunidades para que las personas que reciben su ayuda puedan ocupar su tiempo en actividades positivas y de esa forma mantener su proceso de recuperación. La mayoría viene de largos años en la calle y sufre problemas de alcoholismo o drogadicción.

Algunos iniciaron tareas de mejoras en el local, con arreglos y pintura de paredes así como construcción de murallas dentro de la Casa de Acogimiento de San José. Otros comenzaron a descomprimir el suelo y a remover escombros, con ayuda de un tractor de la Prefectura, mientras que algunos ya se pusieron a preparar canteros para crear una huerta. “Desde el inicio de su funcionamiento, el 12 de julio pasado, más o menos 50 hermanos se han aproximado a la casa. De esa cifra, 10 crearon un vínculo con nosotros y vienen todos los días. Dos de ellos aceptaron ser encaminados para clínicas de recuperación, otros pararon espontaneamente y hoy viven sobrios, sin ninguna acción específica de nuestra parte. Algunos decidieron volver para sus casas, se reconciliaron con sus familiares y hoy viven procesos individuales de recuperación”, contó Bento, uno de los misioneros encargados del funcionamiento de la Casa de Acogimiento de San José.

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Ropas limpias para los acogidos.

“Nosotros les brindamos las tres comidas del día, pero les ponemos como condición que empiecen a mostrar cambios de conducta porque la idea no es apuntalarlos en el vicio”, prosiguió. Los horarios de los alimentos son: desayuno, 8.00 a 9.00; almuerzo, 12.00 a 13.00; y cena, 18.00 a 19.00. También hay un horario de baño, de 11.00 a 12.00. Ellos llegan, toman un baño, se cambian de ropa y luego se sientan a la mesa. “Nosotros comemos con ellos, hacemos una oración y luego nos alimentamos, en silencio. En la casa no están permitidas conversaciones inarmoniosas, ellos comprenden y se adaptan perfectamente. Después del almuerzo lavan sus ropas y al día siguiente ya tienen nuevamente qué ponerse”, apuntó Bento.

En su opinión, la Casa de Acogimiento de San José debe dar ahora otro paso: buscar la forma de reinsertar en la sociedad a las personas que están respondiendo a los estímulos y apoyo que están recibiendo. “Tuvimos una reunión con las pastorales de la Iglesia Católica, más o menos 40 personas, y ellos se mostraron dispuestos a ayudar. El párroco de la ciudad nos apoya, ya nos visitó y está muy contento con nuestro trabajo. Gente de la Pastoral de Salud también ya vino y se puso a las órdenes. Creo que con ellos podríamos crear una especie de bolsa de empleo para las personas que entran en proceso de recuperación”, consideró Bento.

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Remoción de escombros para preparar canteros.

“Valoro mucho la hospitalidad que me dan en esta casa, la calidez con la que me tratan, aqui yo siento la presencia de Dios. El te da una oportunidad y tienes que saber aprovecharla, ahora yo estoy dispuesto a hacer el esfuerzo para cambiar de vida, para salir de la calle, tengo nuevamente esperanza para luchar, con el apoyo de estos hermanos que son tan buenos conmigo”, comenta Ailton durante una breve pausa que se da para tomar un café y así aliviar la presión del organismo habituado al alcohol. Ante una pregunta prosigue: “De ahora en adelante quiero conseguir un empleo, un trabajo que me permita pagar un pequeño cuarto donde vivir y así poder salir de la calle. Por el momento, estoy haciendo algunos servicios aquí porque uno no puede solamente recibir, también tiene que dar, no es solo poner la mano todo el tiempo”, afirma. “Al principio venía aquí solo en la hora de las comidas pero ahora paso todo el día haciendo algunos servicios. No tengo familia en Carmo da Cachoeira, soy de otra ciudad”, agrega. Luego, en silencio retorna a su actividad de reboque y pintura de una de las paredes.

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La Casa de Acogimiento de San José está abierta todos los días, vive de donaciones y recibe la colaboración de todas las personas que estén dispuestas a ayudar, con servicios o apoyo material. Las principales necesidades son alimentos, ropas, elementos de aseo personal y de limpieza de la casa.