Miércoles 3 de enero

Pobladores del distrito Vista Alegre, municipio de Rio Casca, participaron de un encuentro de terapia grupal organizado por la Secretaría de Salud local y conducido por la psicóloga que integra el grupo de misioneros de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional que se encuentra colaborando en la Zona da Mata, Minas Gerais, Brasil, donde a principios de diciembre de 2017 se produjo una gran creciente.

“Abrimos un espacio para que ellos pudieran expresarse y compartir sus angustias y todos los traumas que padecieron.  Fueron cerca de 20 relatos bien detallados de la dolorosa experiencia que cada uno vivió. Por un lado, dejaron en evidencia como todos fueron tomados por sorpresa, porque si bien ya están acostumbrados a inundaciones anuales nunca habían tenido una de esta magnitud y velocidad. Por otra parte, el desastre despertó en todos un sentimiento muy fuerte de solidaridad y amor fraternal, donde no faltaron vivencias de perdón entre vecinos que no se hablaban hacía tiempo y que en esta emergencia no dudaron en ayudarse, unos a otros, para no ser arrastrados por las aguas”, refirió Denise Méndes, focalizadora de la sesión psicoterapéutica.

Dijo que los relatos demostraron una gran fe y un desapego por las cosas materiales. “No hubo quejas y todos agradecieron a Dios por estar vivos y porque nadie había muerto en la localidad. Algunos manifestaron que la creciente sembró la oportunidad de recomenzar todo, de construir relaciones más fraternas, solidarias y de perdón”, sintetizó la profesional.

Testimonio

Rastros de la crecida en el distrito Vista Alegre

Días antes, uno de los afectados, João Andre dos Reis, había relatado a los misioneros que el desastre había sido cosa de pocos minutos. “Fueron momentos de mucha tensión, con gritos desesperados por todas partes, la gente subida a los techos o colgadas de lo que podían para no ser arrastradas. Casi no dio tiempo de escapar. Yo comencé a levantar algunas cosas intentando salvarlas de las aguas, cuando miré para afuera el rio ya estaba avanzando rápidamente por las calles, allí pasé presuroso para la terraza, el agua entró y comenzó a subir rápidamente,entonces agarré una escalera que tenía cerca y subí con mi pareja a la copa de un árbol de mango, allí permanecimos más o menos hasta las nueve de la noche cuando fuimos rescatados por la canoa de un vecino que se puso a prestar ese servicio, arriesgando su propia vida. El vecino improvisó una deslizadora colocándole al bote el motor de una motocicleta y con eso rescató a muchas personas, de a dos, ya que la embarcación era muy frágil y el motor se apagó en varias oportunidades”, testimonió João Andre dos Reis, poblador de Vista Alegre.

Acciones posdesastre

En paralelo a este encuentro, el grupo misionero, invitado por la Secretaría de Salud, participó de una reunión de planificación de políticas públicas posdesastre. Allí presentó sugerencias y fue invitado a coordinar un taller de capacitación de funcionarios de la repartición.

Reconstrucción de la casa de doña Izabel

Igualmente, en el puesto sanitario prosiguieron las atenciones médicas, odontológicas y terapéuticas de acupuntura. Esta vez, además de los lugareños, fueron atendidos numerosos damnificados llegados de una población vecina: Aguas Férreas.

En la casa de doña Izabel, antigua pobladora de Vista Alegre, varios misioneros continuaron con las tareas de reconstrucción de la vivienda. Fue colocado el maderamen nuevo y buena parte del techo.

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