Lunes 29/1 al miércoles 31/1

Lunes 29

Antes de la distribución de los alimentos, se recibió la visita del Comandante Militar de la Amazonia, General Miotto, del Ejército Brasileño y su comitiva. Ellos conocieron la Casa de Paso, conversaron con la comunidad y prometieron hacer llegar las peticiones a la instancia federal.

Los misioneros realizaron la distribución de una forma más simple: los alimentos junto con los materiales de higiene y de limpieza se distribuyeron al momento. El hecho ocurrió dentro del depósito con la ayuda de los Aidamos (líderes indígenas).

Un niño que llegó el día anterior al refugio fue llevado al hospital y luego ingresado en estado grave. Se le diagnosticó: deshidratación, desnutrición, diarrea, neumonía y sospechosas de tuberculosis.

Visita y seguimiento durante el día de tres miembros del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Uno de los miembros estará a disposición del equipo de misioneros de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional, de lunes a miércoles de esta semana.

Sobre el plazo de permanencia de tres meses: aún no se llegó a una conclusión con la que se pudieran tomar acciones al respecto porque será necesaria la intervención del gobierno municipal y federal en esta situación. Hay personas en el refugio que completarán sus tres meses de permanencia el 2 de febrero.

Hubo la necesidad de retirar del refugio a un indígena Warao que amenazó con agredir físicamente a su esposa y estaba ebrio. La esposa fue acompañada por la psicóloga de la Secretaría de Trabajo y Bienestar Social de Roraima (Setrabes) para registrar la queja en la comisaría

El flujo migratorio sigue siendo intenso. A pesar de todas las advertencias, las personas siguen entrando e instalándose en el refugio, indiferentes a las condiciones materiales y de seguridad. En su mayoría, ellas están vinculadas a los parientes y amigos que ya se encuentran en la Casa de Paso.

Martes 30

Se hicieron los servicios habituales de salud. Actualmente hay un número elevado de niños con problemas respiratorios. Siete personas fueron acompañadas al puesto de salud para una atención médica más específica. Las gestantes fueron encaminadas al programa prenatal.

Hubo una reunión entre el ACNUR, el Setrabes y la Fraternidade para compartir experiencias e informaciones.

Durante cada semana de este mes, de lunes a miércoles, un miembro de ACNUR se quedará en la Casa de Paso.

Los Aidamos presentaron una propuesta de prolongar el plazo de permanencia. Sin embargo, se mantendrá el plazo acordado de tres meses que figura en el reglamento interno. Se resalta que el proceso de salida tendrá que ser acompañado del equipo técnico para evaluar la situación de cada familia como: mujeres embarazadas, mujeres solas y con hijos, personas con necesidades especiales, ancianos, enfermos, niños sin padres o responsables. Según el misionero Luis, esa es «una situación multifacética que exigirá del equipo un gran esfuerzo para evaluar todas esas condiciones».

Las personas que están solas, solteras y que no tienen familia tienen el plazo hasta el 6 de febrero. Muchos Aidamos dijeron no tener opciones fuera del refugio o estar en condiciones para salir, ya que Pacaraima es una ciudad pequeña y el trabajo es muy difícil.

La policía llegó al refugio debido al la denuncia ocurrencia hecho el día anterior por la mujer que sufrió amenazas de su marido embriagado. Ya eran las 8 de la noche y los misioneros tenían que marcharse. Así que, los Aidamos fueron reunidos para garantizar la protección de la mujer y de sus hijos, si el marido regresaba.

La Casa de Paso no tiene vigilancia policial o seguridad efectiva debido a que la policía militar de Pacaraima no tiene personal para hacer ese tipo de trabajo.

Luis termina el relato de ese día comentando que «ante tantas situaciones conflictivas y complejas, se percibe, aunque parcialmente, un clima de incertidumbre e inseguridad entre todos. Sabemos que existe un sentido más profundo y oculto en todo esto y con nuestra fe puesta en eso, es que continuamos”.

Miércoles 31

El día comenzó encaminando a una indígena hasta la comisaría policial para poder registrar una queja por haber sido agredida por el marido que después del hecho, salió del refugio y probablemente regresó a Venezuela. Según los relatos de los propios refugiados, ese tipo de conflicto es algo habitual.

Se realizaron servicios de salud y se acompañaron a varios al hospital, principalmente a niños con problemas respiratorios. El ambiente polvoriento, la baja temperatura por la noche y el colapso de las fosas sanitarias crean un ambiente propicio para las enfermedades, principalmente entre los pequeños. Las fosas nasales tupidas son focos para otros tipos de enfermedades.

La psicóloga y el profesor que son agentes del Setrabes iniciaron un trabajo con los jóvenes. El objetivo es rescatar las raíces del pueblo Warao y promover un festival cultural. Ellos comenzaron por aprender una danza típica Warao, resultado que la participación de los jóvenes fue muy expresiva. Según Luis, misionero de la Fraternidade, ese fue «el momento más alegre y suave dentro de todo el contexto denso que se está viviendo en estos días».

Se recibieron donaciones de alimentos que después de toda la logística de organización serán distribuidos mañana, en horas de la mañana.

La reincidente entrada de nuevos Waraos en los horarios en que los misioneros están ausentes, aumenta el número de los no registrados. La estructura del refugio, ya bastante precaria y sin perspectiva de ampliación, se destina a 200 personas, pero tiene casi 400. La situación es preocupante porque la gente entra y no sale.

El equipo está viviendo una situación delicada: la misión queriendo atender a todos tropieza con la falta de condiciones materiales.