Lunes 27/11 al domingo 3/12

El 29 de noviembre, la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional firmó un acuerdo de cooperación técnica y operativa con el Ayuntamiento de la ciudad de Pacaraima. El objetivo es promover el desarrollo de las acciones de ayuda humanitaria a los inmigrantes que se encuentran en el municipio.

La Casa de Paso, un lugar destinado a la recepción de los inmigrantes de la ciudad de Pacaraima, con casi un mes de funcionamiento, ya cuenta con aproximadamente 229 venezolanos autóctonos de la étnia indígena Warao, siendo casi la mitad de ellos, niños.

«El refugio se encuentra en un entorno natural que favorece y facilita la convivencia y la adaptación de los inmigrantes aquí en Brasil. Las comidas son proporcionadas por cada familia y esto también ofrece una condición más parecida a la que tenían en Venezuela «, dijo Imer, misionero de la Fraternidade.

Alimentación y salud

La alimentación de la Casa de Paso es suministrada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a través del programa mundial de alimentos de las Naciones Unidas (PMA/ONU).

Todos los viernes, el Ayuntamiento de Pacaraima ha venido realizando consultas grupales de salud, con médicos y enfermeras

Con la mejora de los alimentos, las condiciones de hospedaje y las consultas médicas, la situación de salud de los inmigrantes ha mejorado.

«Desde la apertura del refugio, los casos de lesiones cutáneas han disminuido casi en su totalidad. Cuando los inmigrantes vivían en la calle los problemas de la piel eran muy recurrentes, incluso con lesiones que no sanaban. Los casos de emergencia médica que necesitan llegar al hospital también han disminuido «, explicó Imer.

Nuevas etnias

Misionero indicando la ruta de la inmigración

Los misioneros de la Fraternidade empezaron a atender a inmigrantes indígenas venezolanos de otros grupos étnicos, como son los Panare y los Caicara. Estos inmigrantes provienen del Estado Bolívar en Venezuela, región cercana al Amazonas.

«Cruzan toda la Sabana  de Venezuela. Son tribus más aisladas, el Panare habla español de una manera precaria», detalló Imer.

Según los misioneros de la Fraternidade, alrededor de 35 indígenas de la  étnia Panare viven actualmente en la ciudad de Pacaraima, una parte en un condominio que fue abandonado y otra parte en una calle de la ciudad. Los misioneros los han ayudado con donaciones de ropa y comida.

Con los inmigrantes venezolanos no indígenas, los misioneros están actuando a través de visitas domiciliarias y en los lugares donde están los inmigrantes, como en el palco de Pacaraima, donde viven cerca de 35 personas de 10 familias diferentes.

Además de la ropa y la comida, los misioneros han apoyado el tema de la regularización de documentos. Durante una semana, el grupo colaboró con la Policía Federal y el Instituto de Migraciones y Derechos Humanos (IMDH) en el registro de unos 700 inmigrantes.