Lunes, 18 de junio

La Misión Egipto inició tareas en una guardería para niños de escasos recursos ubicada en un barrio marginal de El Cairo. Se trata de una casa de servicios atendida por las Hermanas de la Caridad en Mukatam, un sector de la ciudad habitado mayoritariamente por cristianos, quienes sobreviven con el reciclado de la basura de la capital egipcia.

El local cuida actualmente a 37 niños, de 1 a 3 años de edad y a 43 bebés, de 2 meses a 1 año de edad. Los dos grupos son atendidos y alimentados en ambientes separados y adecuados a sus necesidades específicas. Todos los espacios presentan un aspecto sencillo, bien cuidado y limpio. Las madres llevan a sus hijos a las 7.00 y los retiran a partir de las 16.00, al final de la jornada laboral.

Mamaderas y pañales

Hasta ese lugar se trasladaron las mujeres del grupo misionero de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) para ayudar en el cuidado de los pequeños. Dos de ellas pasaron la mañana jugando y cantando con los más grandecitos mientras otras dos, con apoyo de tres colaboradoras adolescentes, interactuaron con los bebés. A las 11.00, los chiquitos pasaron a un salón donde se sirvieron el almuerzo. Cada uno, a pesar de su corta edad, tomó su plato de comida y se sentó a comer, sin ayuda de adultos. Al final, se limpiaron las manos y el rostro con una toalla húmeda; luego se sacaron el babero y se cambiaron de ropa para ir a un dormitorio colectivo a descansar, todos con bastante autosuficiencia.

Después del almuerzo, las cuatro misioneras pasaron por la experiencia de tener que cuidar al mismo tiempo de 43 bebés. “Fue una actividad sumamente intensa para todas, con tantos bebés a quienes había que dar la mamadera, cambiar pañales, contener llantos, entretenerlos en el regazo… una verdadera prueba de fe”, comentó la misionera Rosi Freitas.

Hogar de ancianos

En cuanto eso, los varones del grupo en misión siguieron ayudando en la otra casa de servicios de las Hermanas de la Caridad, la cual, acoge a ancianos retirados de situaciones de calle. La misma se encuentra en el barrio As Subra, de El Cairo, a unos 15 kilómetros de la guardería infantil.

Una actividad especial constituyó la asistencia a un anciano que presentaba una delicada situación de salud. “Nos pidieron que ayudara a atender a un hermano que estaba con una herida bastante grande y profunda, con mucho esfuerzo conseguimos limpiar la llaga y sentimos en ese momento la presencia del amor fraterno. También nos llamó la atención la paz que irradiaba aquel señor, a pesar del sufrimiento que le provocaba la situación. Y la mirada de gratitud que nos dirigió cuando terminamos la curación”, compartió José Ribeiro.

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