«Chaco es como la escuela de mi vida», resumió Silvia García. La 11.ª Misión Chaco se realizó entre el 30 de marzo y 1.º de abril de 2019.

Al llegar a la ciudad de Resistencia, capital de la provincia de Chaco (Argentina), el 30 de marzo, se organizaron los grupos de trabajo. Se ordenaron las donaciones llevadas a la comunidad: calzados, ropa, alimentos y material escolar para los niños.

«Todas las  veces que cociné, fue una experiencia de aprendizaje y de servicio para el Plan de Dios», comentó Cándida Cabrera. Las comidas durante la misión se compartieron fraternalmente con la comunidad. Mariluz Fernández, que también cocinó, sintetizó: «Lo que siento es que solo el amor interesa a la humanidad y, por eso, estamos felices por hacer esto, un pequeño acto, pero real».

Trabajo intenso

Los misioneros, el 31 de marzo, se dirigieron a la primera comunidad, Cacique Pelayo. Un espacio comunitario del barrio se encontraba en situación de abandono. Suciedad, desorden, muchos insectos, heces y orina de murciélagos. Se hizo una limpieza profunda en el lugar, con una canción de fondo de San José sonando .

El equipo a cargo del reino animal atendió a más de 300 animales (entre perros y gatos) a lo largo de toda la misión. Vacunación, vermifugación, baño y cuidados generales.

Niño interior

En el último día, la misión actuó en un barrio de la periferia llamado Mapic. El área cuenta  con una estructura sanitaria precaria. No hay sistema de alcantarillado. Los desechos fluyen a cielo abierto, pasando por las aceras y las calles.

La presencia de los niños era evidente. Se realizaron cortes se lavaron cabellos. La jornada contó con actividades recreativas, lúdicas, artesanías y se enseñaron técnicas de pintura a los niños. El teatro de marionetas les encantó a todos. «Ver los niños me llenó de esperanza. Más allá del sufrimiento, creo que tienen algo íntegro y que nuestra tarea es cuidar de eso», reveló Silvana Guerrero.

Viviana Walsh, que hizo el registro fotográfico, dijo que se rescató el «niño interior» de los participantes. Internamente, percibió una gran alegría, por estar sirviendo a la consciencia indígena, a los pueblos originarios.

Química oculta

Elsi Viera testificó: «Esta vez, yo asumí la misión de espejo. Un espejo que estaba delante de mí, mostrando mis situaciones y las de la propia humanidad. ¡Tanta miseria material, mental, psicológica y moral! ¿Qué me está mostrando de mí misma? ¿Qué tengo que trabajar? «.

Marcos Renaudo expresó que «es una construcción que hacemos entre todos. Cada uno trae algo y dona generosamente a la misión, ofreciéndolo a lo Alto. Esto genera una «química oculta» y las cosas suceden. Es una escuela de entrega y de fe.

«Después de diez misiones, siento que la Misión Chaco y el grupo de misioneros están en otro punto», relató Chabela Anderson.

Blanca Marín declaró en su testimonio: «Quería rescatar un momento de silencio que tuvimos en la kombi. Un minuto de silencio, de intimidad grupal. Dios sabe la transformación que hizo en cada uno en esa experiencia. Agradezco a Dios y a todos».

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