Las conexiones humanas van más allá de las distancias geográficas y la verdadera fraternidad se ejerce a pesar de ellas.

Un grupo de jóvenes residentes y graduados de la Casa de la Infancia Santa Isabel (OCSI), en Luanda, la capital de Angola, ha participado en encuentros quincenales de formación a distancia con miembros de la Fraternidad – Misiones Humanitarias Internacionales (FMHI), afiliadas a la Fraternidade – Federación Internacional Humanitaria (FFHI).

Actividad realizada por el Monasterio de la Orden Gracia Misericordia en Angola

En 2019, la Fraternidade – Misiones (FMHI) llevó a cabo una misión humanitaria específica en Angola, y desde allí se estableció un monasterio de la Orden Gracia Misericordia en la capital. Sin embargo, con la pandemia causada por el nuevo coronavirus (Covid-19), los colaboradores de la organización tuvieron que regresar a Brasil.

«Estos encuentros on-line son una forma de mantenernos en contacto con estos jóvenes, ya que se creó un vínculo durante los seis meses de permanencia de la institución [en aquel país]», dice Anderson Santiago, misionero de la Fraternidad – Misiones (FMHI) y uno de los organizadores de la formación.

Ya se han realizado dos encuentros en los que el grupo de jóvenes, cuatro misioneros, cuatro monjes y una colaboradora de Red-Luz Porto Alegre abordaron temáticas sugeridas por los jóvenes y definidas juntos.

Anderson explica que las pautas de las conversaciones se organizan de acuerdo con las necesidades y expresiones de los jóvenes. «El trabajo misionero tiene como objetivo crear un espacio para que reflexionen sobre sus propias situaciones y desafíos», dice. Uno de los problemas, ejemplificó, es la dificultad de ingresar al mercado laboral después de abandonar la Casa, que alberga huérfanos hasta la mayoría de edad.

Los dos primeros encuentros trataron sobre las relaciones humanas, en las que se habló de empatía, comunicación no violenta, formas de vivir en armonía consigo, con los otros y con el mundo.

«En el próximo, hablaremos sobre la paz en un sentido más amplio, como un medio para provocar cambios en el medio ambiente y en el Planeta», dice Priscila Vásquez, una de las misioneras.

Actividad realizada por el Monasterio de la Orden Gracia Misericordia en Angola

Los misioneros explican que las interacciones son formaciones para todos los involucrados, no solo para los jóvenes. “La formación ha sido gratificante para todos nosotros, pues en ella tenemos un espacio para la reflexión y la maduración de ideas y sentimientos.

Creemos que esto puede ser una semilla para que  crezcan frutos a partir de estos encuentros ”, dice Anderson.

Priscila relata que el sentimiento es de gratitud por «poder escuchar, compartir saberes, construir algo juntos, internamente».

La distancia no es un límite para el fortalecimiento y la creación de vínculos entre los participantes, que también realizan dinámicas corporales y musicales, cada uno en su hogar. «Crear esta condición es un desafío que hemos superado en cada encuentro», concluye Anderson.

* Observación: fotos tomadas en 2019