Para comprender los rayos

Para comprender los rayos, tendríamos que abolir, completamente, la prisa y la ansiedad. Se trata, todavía, de un estudio que no puede hacerse solo analizando actitudes y reacciones. Es necesaria, también, una ayuda de los niveles intuitivos para percibir a la vida como realmente ella es.

Ubiquémonos, por lo tanto,
muy serenos delante de este estudio.

 

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Al estudiar los rayos

Al estudiar los rayos, debemos tener presentes algunos puntos fundamentales, entre ellos, el de que tenemos una cualidad de energía en el espíritu que permanece intacta por largos ciclos, aunque, en los niveles inferiores a ella, los rayos cambien periódicamente.

El rayo del alma, por ejemplo, es mucho más estable que los de los cuerpos de la personalidad, pero también no es fijo.

Normalmente, el rayo de la personalidad cambia en cada vida, y hasta durante una misma encarnación el puede ser modificado, conforme a la necesidad evolutiva o a la voluntad mayor del ser. Durante la misma encarnación, los rayos de los cuerpos mental, emocional y físico también pueden cambiar. Uno de los motivos para que suceda puede ser el de facilitar aún más la interacción entre ellos.

El rayo de la personalidad comienza a expresarse en el cuerpo físico aún antes de estar totalmente revelado. El rayo del alma actúa en el cuerpo emocional, influenciándolo visiblemente. El rayo de la mónada o espíritu, que solo se descubrirá en una fase más adelantada y ejerce influencia sobre el cuerpo mental.

En general, el primero, el cuarto y el quinto rayo gobiernan el desarrollo de la vida mental del individuo. El segundo, el cuarto y el sexto gobiernan, potencialmente, la vida emotiva y condicionan el tipo de cuerpo  emocional. En muchos casos, actualmente, el tercero y el séptimo gobiernan la vida físico-vital y el cuerpo físico.

¿Cuál es la utilidad del estudio de  los rayos en el hombre?

Me parece que es múltiple. Por medio de ellos conocemos, de a poco, varias partes de nuestro ser. Si descubrimos cuál es la energía de los cuerpos, colaboraremos más con ellos.

Para emprender esa investigación, existe un orden que podrá ayudarnos. Primero, intentemos descubrir las energías de los cuerpos físico, emocional y mental, porque somos más conscientes de ellos. Si percibimos la energía que uno de nuestros cuerpos está expresando, debemos investigar cuales son aquellas que el aún no manifiesta, para dejarlas emerger y enriquecer sus características ya presentes. Ese es el trabajo básico que lleva semanas, meses o años, dependiendo del esfuerzo empleado en él, de nuestro interés y de nuestro temperamento. Dependiendo del temperamento, la energía de rayo facilita más, o menos, este estudio.

Necesitamos tener humildad antes de hablar de los propios rayos

Por tratarse de un mundo de energías, campo infinito de conocimientos, necesitamos tener humildad antes de hablar de los propios rayos y de hacer afirmaciones al respecto, lo que puede condicionarnos, llevándonos a rotulaciones innecesarias. Afirmar, luego, en el comienzo de nuestro estudio, que «yo soy de tal rayo» es algo arriesgado. Debemos, después de observaciones atentas, meticulosas y pacientes, después de confrontar nuestras tendencias y reacciones, abandonar por unos momentos esa investigación teórica, concreta y analítica, y entregarla a nuestro mundo intuitivo. Por un lado, estamos delante de un trabajo que puede durar mucho tiempo, antes que estemos en condiciones de llegar a conclusiones seguras; por otro lado, podemos iniciarlo hoy, y mañana tener respuestas verdaderas. Y posiblemente, también, con la ayuda de la energía del mundo intuitivo, que sepamos cuales son nuestros propios rayos sin haber nunca estudiado, aparentemente, este tema.

La actitud deseable es la de total entrega

La actitud deseable es la de total entrega, de quien nada sabe, solo así la luz va encontrando una apertura para fluir. La humildad, la fe, el sentimiento de saber poco o nada sobre lo que es misterioso. Se trata de un perenne caminar en la simbólica «cuerda floja», que relaciona la completa ignorancia de la mente concreta a nivel intuitivo, donde todo está solucionado y todas las respuestas están listas.

Concentrados en la meta, y no en las situaciones externas,
viviremos seguros en la propia condición humana, aún no iluminada.
Y, poco a poco, la luz irá creciendo.

 

Libro de TrigueirinhoAs Energias dos Raios e Nossas Vidas
Texto extraído del capítulo: A descoberta dos raios (p. 171)  (La descubierta de los Rayos)
Audio de Irdin – completo en: Conversas com Trigueirinho nº 326