Al encontrarse el hombre aun en la fase de apertura a lo más Alto, necesita cultivar el despego y la ausencia de expectativas, sin lo cual no tendrá condiciones de integrarse conscientemente al trabajo interior. Primero, porque no tendrá disposición para proseguir cuando no vea resultados. Segundo, porque el apego y la expectativa, siendo cualidades de vibración inferior, no lo dejarán seguir adelante mientras estén mezcladas al impulso que hace caminar al ser humano.

Cuando se cae en un río, el hombre se salva o se ahoga. Aunque no sepa nadar, puede recibir una tabla de salvación. La vida los coloca a todos delante de esta oportunidad: o se aferran a la tabla, o se dejan tragar por el agua. Las fuerzas contrarias a la evolución hicieron que la gran mayoría de los hombres imaginara que esas aguas eran mansas, y los que se dejaron llevar por ellas, no pudieron vislumbrar aún el futuro que les espera. Involucrarse con esas fuerzas genera una gran arritmia en toda la humanidad.

Pero no todos tienen el mismo destino, y lo que cada uno escogió, debe realizarse. Como madre cuidadosa, aun con todo el amor que tiene por sus hijos, no puede cambiarles el rumbo, pues el Padre no interfiere en sus elecciones. Actúa silenciosamente, trayendo al Universo el día y la noche. A los que buscan discernir sobre los pasos que deben dar, les ofrece la luz, y a los que escogen tantear a ciegas, les concede la oscuridad.

El alimento interior es justo y perfecto

El alimento interior es justo y perfecto para cada necesidad. Cada ser recibe la parte que le corresponde. Si el hombre tiene predilección por las cosas del mundo, no encontrará en el alimento interno su sustento; teniendo la consciencia enfocada en la materia, se suplirá de ella. Puede ser también que, aunque haya iniciado su búsqueda interior, sus cuerpos aun necesiten de la vibración material. Aun así, él se saciará mucho más con lo que toma de esa búsqueda, que de lo que viene de niveles más densos.

A medida que la materia es permeada con vibraciones superiores, va ganando maleabilidad, plasticidad, un movimiento ordenado y dinámico. Sin embargo, el paso de un estado de inercia a otro, sutil, no se realiza sin luchas. Y para vencerlas, la consciencia tiene que aprender a lidiar con leyes y energías de distintos planos.

Sin la depuración de su propia energía y la disolución de los vínculos creados, el hombre no puede alcanzar estados sublimes de consciencia. Su enfoque en los niveles elevados es lo que poco a poco extingue patrones vibratorios más densos. Así, para los que siguen este camino conscientemente. Llegarán las pruebas, en las que tendrán que optar por uno u otro patrón de energía.

Para que un proceso ascensional pueda darse sin interrupciones, ya sea para un individuo, ya sea para un grupo, es necesario que ocurra esa selección energética. Aclarando estos puntos y yendo al encuentro de lo más sublime e impersonal que los mueve internamente, serán llevados a vivir situaciones poco comunes. Si esto ocurre, que agradezcan, pues las vibraciones sublimes no vienen para conformar viejas estructuras, sino para traer lo nuevo, lo inédito.

Los que buscan con sinceridad una profundización interior, deben estar dispuestos a abandonar todo lo que no corresponda a la necesidad del Padre. Ese “todo” no son situaciones buenas ni malas, pero es todo, literalmente, y en especial, a sí mismo.

Artículo de referencia: Periódico O Tempo, de agosto 28 de 2016
Nombre del artículo: La elevación de la consciencia por medio de la depuración de las vibraciones densas.
Audio de la Irdin: Vamos despertar
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