Las abejas (Apis Mellifera) juegan un papel esencial en el ecosistema por ser uno de los principales insectos polinizadores de las plantas, y en la Comunidad-Luz Fraternidad de Aurora, afiliada a la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FHMI), se crearon espacios para que ellas puedan formar su propia comunidad en un hábitat tranquilo y armónico. También, por ser uno de los insectos más perfectos en relación a la vida comunitaria, ellos entregan a la Comunidad-Luz esos ejemplos de organización y vida grupal.
Las colonias de abejas están disminuyendo en el planeta, no solo debido al calentamiento global que influye en su comportamiento, sino por diversas causas como pesticidas, monocultivos, plagas, parásitos, enfermedades, pérdida de hábitat y consecuente fuente de alimento. Esto alarma al mundo y lo lleva a tomar cada vez más consciencia de lo importante que es el cuidado de estos insectos como agentes polinizadores de plantas con flores, ya que su disminución representa un riesgo para la agricultura y la diversidad vegetal.
La Comunidad-Luz creó espacios para la conservación de esta especie que aporta muchos beneficios a la vida vegetal. Fueron colocadas 21 colmenas de madera en dos lugares diferentes del área Redención 1, las cuales pueden llegar a albergar entre 50000 y 80000 individuos cada una. También hay algunas en el área Redención 2 y se espera colocar más colmenas en todas las áreas.
Las abejas fabrican sus propias colmenas, pero al colocar estas estructuras de madera ya organizadas para su tipo de vida comunitaria, las ayuda a generar un espacio para que puedan vivir en armonía en un ambiente tranquilo y protegido de las condiciones climáticas.
También se les proporcionan los cuidados necesarios para que puedan desarrollar sus tareas de forma armoniosa, si bien gracias al alto grado de organización y limpieza que tienen como colonia, ellas por sí solas pueden crear las condiciones favorables para su trabajo comunitario. La hermana Paula, quien estuvo a cargo de la tarea, nos cuenta:
“El principal cuidado es estar atentos a lo que ellas necesitan, si necesitan más espacio en la colmena o agregar otra más. La limpieza generalmente se realiza del lado externo, manteniendo despejado el espacio, ya que dentro de las colmenas ellas mismas mantienen la organización y el cuidado.”
El ser humano ha explotado esta especie debido a los delicados productos que solo ellas saben generar. La miel, el propóleo, la cera y la jalea real son utilizados en varios sectores de la industria y lleva a que esta especie sea explotada y manipulada para el beneficio humano.
En la Comunidad-Luz los productos permanecen en la colmena, pero como producen más de lo que necesitan, a veces se extrae el excedente de miel que ellas generan para el consumo comunitario en la época invernal.
“Las abejas en algún punto saben que aquí no son explotadas para obtener los productos que generan. Aquí son respetadas y tienen un espacio para vivir tranquilas sin tener que trabajar forzadamente”, nos comenta la hermana Paula.
Las abejas tienen marcados patrones de vida grupal y principios de organización como también de orden, de geometría y de nivel jerárquico, que son impulsos que ellas van irradiando a los seres humanos.
“Durante el cuidado no se busca extraer la miel como meta, sino que buscamos tomar contacto con esa forma de vida que irradia arquetipos comunitarios y que impulsa a vivirlos”, expresa la hermana Paula.
Si observamos el comportamiento podemos aprender grandes cosas. Ellas se unen fielmente para manifestar un propósito y cada una posee una tarea específica, la cual es realizada sin demora. Tienen un marcado patrón jerárquico, en el cual la abeja reina es la más respetada y cuidada por las obreras, mientras que los zánganos tienen la tarea de fecundar a las abejas reinas no fecundadas.
Las abejas obreras no solo cuidan a la abeja reina, sino que realizan la mayoría de las tareas, como son la fabricación de los productos, la limpieza, la búsqueda de alimento, la alimentación de las crías y la defensa de la colmena, uniéndose entre ellas ante la menor amenaza.
Las perfectas formas geométricas que generan dentro de las colmenas y los cuidados que realizan también nos enseñan los comportamientos esenciales para la vida grupal, como mantener la armonía de los espacios, el servicio altruista y la unión en el propósito.
El hecho de que estén disminuyendo en número en el planeta demuestra que son seres sensibles a lo que acontece en el mundo, y necesitan ser protegidos y asistidos para que puedan seguir desempeñando este importante papel en la biodiversidad y la vida humana. La Comunidad-Luz buscará ampliar estos espacios en las áreas para que las abejas puedan seguir desenvolviendo sus pequeñas pero importantes tareas que tanto aportan al equilibrio del ecosistema.