Según el diccionario, la palabra “Confraternidad” describe una relación de afecto y solidaridad entre un grupo de personas o pueblos que se consideran “hermanos”. Es en este espíritu que este artículo relata las vivencias de una tarea de servicio llevada adelante por la Red-Luz de la Ciudad de Salta, Argentina, desde el año 2018 hasta la actualidad.

En el año, se llevó adelante la “Misión Confraternizar”, misión de ayuda humanitaria organizada por la Fraternidad – FederaciónHumanitaria Internacional (FFHI) que contemplaba y desarrollaba  una serie de actividades de servicio para asistir a las comunidades de pueblos originarios de Tartagal.

Red-Luz de la Ciudad de Salta, Argentina

Se llevó asistencia a las comunidades de: El Caburé, El Mistol, Nueva Esperanza, El Algarrobo, La Avispa, El Crespín, Zopota-Frías, Fwolit y El Escrito como también comunidades nómades del monte. Estas actividades se hicieron con la colaboración de los miembros de la FFHI y colaboradores y referentes de las comunidades originarias.

En estas acciones quedó plasmado un vínculo sólido, un vínculo de ayuda solidaria, un vínculo de “confraternidad” entre estas comunidades originarias y los miembros de la Red-Luz de Salta que nunca perdieron el contacto.

Durante los dos años de situación de pandemia de COVID19 las acciones presenciales de ayuda y servicio se vieron limitadas.

Aún así se mantuvo activa la tarea y el envío de donaciones en mercadería, ropa y calzado.

Red-Luz de la Ciudad de Salta, Argentina

La falta de presencialidad no fue capaz de romper “el vínculo” y el grupo se mantuvo firme y seguro en su compromisos asumidos con estas comunidades, con confianza en que dentro del proceso de servicio hay momentos que son de calma, de preparación y otros momentos de acción y movimiento y lo importante es mantener la sintonía y el discernimiento correcto en cada paso del camino y saber cómo actuar.

Encontrar la manera, de retomar el servicio activo

En el año 2021, el Grupo Red-Luz de Salta, volvió a sentir el fuerte llamado a reactivar estas tareas de servicio, de una manera renovada. El grupo decidió entrar en reflexión interna para ver qué camino debían tomar y a partir de ese momento, las respuestas comenzaron a llegar.

Providencialmente, el día 9 del mismo mes, se sumó al grupo una colaboradora de la ciudad de Salta que lleva adelante desde hace 25 años tareas de servicio con las comunidades wichis de Santa Victoria Este (localidad ubicada al norte de la provincia a orillas del Río Pilcomayo), a través del desarrollo cultural y artístico, especialmente orientado a dar apoyo al fortalecimiento de las mujeres wichis de esa zona.

Por ejemplo, una de sus tareas consiste en ayudar a publicar libros bilingües de poemas escritos por las mujeres wichis y que tratan sobre esta cultura originaria. Ya llevan dos libros publicados de esta temática.

A partir de este contacto, el grupo sintió que la respuesta era esa… ¡había que reactivar las tareas de servicio de manera más consciente! Se decidieron a tomar un contacto más amplio con las comunidades de esta zona, para conocer sus necesidades y anhelos, a fin de iniciar apoyos y proyectos en ese sentido.

Ante la adversidad, Acción

En el mes de diciembre de 2021 una noticia sorprendió al grupo de la Red-Luz de Salta, el momento de una acción concreta había llegado.

Días antes de la Navidad, se declaró alerta naranja en las zonas aledañas a la costa del Río Pilcomayo, debido a una rápida crecida del caudal del río. Esta situación, dadas las características del río, dejó aisladas a varias comunidades locales; siendo que el pico de crecida máxima del río sería después de Año Nuevo.

Por delante, las comunidades aisladas tendrían semanas de aislamiento, sin servicios básicos de luz y agua potable, expuestos a las inclemencias del clima y con bajo nivel de atención sanitaria o de salud.

Uno de los caciques de estas comunidades, llamado Abel “Lutsej” Mendoza, conocido por el grupo Red-Luz de Salta se comunicó con el grupo para compartir su preocupación; ellos también habían sido afectados por las inundaciones y estaban aislados. Familias enteras habían quedado con sus hogares bajo el agua.

Ante este pedido de ayuda, la Red-Luz Salta se activó, pero dada la situación extrema, el pedido de colaboración se hizo extensivo a toda la Red-Luz Argentina. Se organizó una campaña nacional entre los grupos de colaboradores de todo el país para orar por esta situación y reunir fondos para ayudar.

Con prontitud los fondos fueron llegando para suplir las necesidades externas y se acompañó toda esta tarea con reuniones de reflexión grupal que fueron abriendo camino hacia un discernimiento correcto para organizar las acciones.

Red-Luz de la Ciudad de Salta, Argentina

Como el grupo no podía llegar hasta el lugar de las inundaciones para llevar alimentos, mercaderías, ropa etc. junto con el cacique, se organizó un sistema de colaboración con un supermercado local, a donde se enviaron los fondos y allí los referentes de las comunidades pudieron retirar alimentos y elementos de primera necesidad. Gracias a la colaboración de una red de personas que aportaron sus vehículos, estas mercaderías pudieron ser distribuidas y llegar a manos de los damnificados por las inundaciones.

Como una cadena de eslabones, unidos a través de la solidaridad, se pudieron realizar distintos envíos, debido a que el río volvió a subir varias veces en los últimos meses.

Se pudieron asistir a las siguientes comunidades de Santa Victoria: Pozo Tigre 3, Cañada Larga, San Rafael, Meche, Algarrobita, La Puntana, Pozo Tigre, Santa María 3, San Valentín, Misión Vieja, Weloí.

Red-Luz de la Ciudad de Salta, Argentina
Comunidad indìgena asistida por la Red-Luz

También se envió ayuda alimentaria a comunidades de la ciudad de Tartagal, donaciones que fueron distribuidas por un colaborador, el Sr Carlos Ferro, maestro rural jubilado de la zona.

A modo de conclusión de este relato, Claudia del Castillo (Coordinadora Red-Luz de Salta), nos decía:

Al principio fue todo un desafío… desde el inicio fue un gran aprendizaje y a nivel personal fue además mi primer contacto próximo con las comunidades originarias, con quienes había tenido muy poca relación a pesar de ser asistente social.

Como grupo, esta tarea nos ha permitido crecer mucho, nos llevó a conocer hermanos nuevos, nos llevó a aprender a estar a disposición permanentemente. También, cada acción que fuimos realizando nos ha traído una inmensa alegría y mucha satisfacción.

A veces solo podíamos ver las fotos de lo que se estaba entregando y esto nos llenaba de alegría, no teníamos otra referencia más que esa.

Esta tarea nos trajo mucho crecimiento espiritual y reforzó nuestra unión grupal, especialmente para poder movernos hacia el otro para aliviar las necesidades, las carencias, los dolores de otros hermanos.

Seguiremos buscando profundizar el acercamiento con estas comunidades, y reforzar la hermandad, sentimos que esta es la tarea de la Misión Confraternidad.