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La compasión

La compasión proviene de un nivel elevado del ser, y está hecha de amor. De hecho, la energía del amor-sabiduría es su origen. Se refiere a un perfecto equilibrio, en el ser y en el Universo, por lo tanto, no tiene nada que ver con lamentaciones.

Aprendemos la compasión en la escuela de la vida

Aprendemos la compasión en la escuela de la vida. En esta escuela, solo comprendemos lo que sucede con los demás cuando ya pasamos por lo que ellos están atravesando. En realidad, existimos para tornarnos seres de amor y de compasión. Y el camino para ello es el del trabajo, del sufrimiento y del esfuerzo, así como el de la observación de lo que ocurre cuando alguien transita, especialmente, los ejemplos dejados por Grandes Consciencias.

Hoy, necesitamos, especialmente, de la compasión muy viva en nosotros. Y ella se va ampliando y confirmando en la medida en que buscamos el contacto con el alma. Para manifestarla, nuestro ser interno necesita estar impregnado e imbuido de la energía del alma que, en esencia es compasión.

Compasión verdadera, la del alma

Esta compasión verdadera, la del alma, es tan fuerte y profunda que por medio de ella llegamos a identificarnos con los semejantes y nos volvemos capaces de ayudar de manera efectiva en su evolución. Es solo en el nivel del alma que podemos alcanzar tal estado. Y nuestras almas están ellas mismas, siendo preparadas para ello, en los mundos internos de la Virgen María y de Cristo.

 La esencia de la compasión es el amor

En general, conocemos el amor en relaciones que atrapan y restringen. Mientras que, cuando la compasión comienza a desenvolverse, otro tipo de amor, mucho más amplio, se devela. Entonces descubriremos que la esencia de la compasión es el amor. Y que, sin compasión, no se puede conocer el amor que libera. Esto Jesucristo y la Virgen María nos instruyeron permanentemente en Sus mensajes y Apariciones (véase  www.divinamadre.org).

Deberíamos encarar todo como una oportunidad de liberarnos

Deberíamos encarar todo como una oportunidad de liberarnos de algo que nos agobia y, sobre todo, de nosotros mismos. De este modo, no seríamos víctimas de nada de lo que nos sucede. La compasión trasciende el razonamiento y el conocimiento teórico. Por eso tenemos que buscar, diligentemente, la vida del alma para ir conociendo la compasión.

Cuando la compasión está presente, usamos todo para el bien, no solo lo que es agradable, bueno y positivo. Solo la compasión es capaz de transformar en bien incluso lo que es negativo. Para descubrir el bien e todo y tornar en bien lo que quiera que sea, necesitamos de esa energía despierta.

Sufrier con gratitud

La consciencia y el corazón en los cuales la compasión ya despertó son aquellos que sufrieron con gratitud e hicieron esfuerzos abnegadamente. Y cuanto más hayan sufrido y esforzado en este sentido, más capaces de compasión se volverán. La base de este camino es pasar por las experiencias sin lamentos. Es vivirlos con alegría, mostrando así gran compasión por sí mismo, por los otros y por todo lo que sucede como tiene que suceder.

Asume finalmente las instrucciones del amor

Pero no es por la mente que se llega e esto. La mente es solo un elemento para tener la debida fuerza de concentración, la debida decisión de entrar en sí mismo en búsqueda de la esencia. Y, a medida que el ser toma conocimiento de esta necesidad, el se aleja de la humana general, en la que el sufrimiento es evitado. Comienza a percibirlo no como algo negativo, sino como algo que lo llevará a una comprensión mayor y lo capacitará para ayudar a los demás. Deja, de esta manera, de estar en conflicto con lo que le sucede y asume finalmente las instrucciones del amor crístico.

Artículo de referencia: Jornal O Tempo, de 17/nov/2013
Nombre del artículo: A essência da compaixão é feita de amor e nos vem pela alma, (La esencia de la compasión está hecha de amor y nos viene del alma)
Áudio da Irdin: Conversas com Trigueirinho 684