Casa Esperanza, Clínica Veterinaria & Centro de Castración, que forma parte de Casa Luz de la Colina, afiliada a la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FHMI), realizó una campaña para la castración de perros y gatos del municipio de Carmo da Cachoeira – Minas Gerais con el apoyo de varios voluntarios y colaboradores de la institución, profesores y estudiantes del curso de Medicina Veterinaria del Centro Universitario del Sur de Minas.

El servicio, ofrecido sin costo a la comunidad, dirigido a animales domesticados y abandonados en las calles, también tuvo como objetivo generar consciencia en la población sobre la importancia de la castración que, además de evitar que nazcan más animales, cuando son esterilizados, tienen menos tendencia a deambular por las calles y, por lo tanto, disminuye la posibilidad de ser atropellados o maltratados. Se vuelven más hogareños, dejan de pelearse y, por lo tanto, corren menos riesgo de contraer y propagar zoonosis.

 El veterinario Luiz Renato Delgado, voluntario de la Casa Esperanza desde hace más de cuatro años, explica los beneficios de la castración: “Evitan que las perras se embaracen y tengan complicaciones en el parto, que adquieran enfermedades de transmisión sexual, que desarrollen una mayor probabilidad de cáncer de mama y de infecciones uterinas. Los machos, en cambio, pueden tener problemas de próstata y cáncer testicular, como también tener enfermedades de transmisión sexual”.

 Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo en Brasil hay más de treinta millones de animales abandonados, diez millones de los cuales son gatos y los otros veinte millones, perros.

 “Creo que es muy importante darles a las personas que no tienen posibilidades económicas, la oportunidad de castrar o llevar al animal a una consulta. Actualmente tenemos una población de animales callejeros que están sufriendo, hambrientos y enfermos. La castración logra reducir esta situación”, enfatiza el veterinario.

 La reanudación de los esfuerzos colectivos

 Debido a la pandemia, Casa Esperanza tuvo que suspender varias actividades pero, con el regreso del esfuerzo colectivo, la veterinaria, Yasmin Freire, pudo participar por primera vez y reafirmó la importancia de esta acción: “Hacía tiempo que no había castraciones, y podemos ver como resultante de eso una gran cantidad de perros y gatos en las calles.

 Son animales que tienen una alta tasa de reproducción. Un día tienes una hembra y al siguiente tienes una hembra y 10 cachorros. Sobre los servicios que ofrece la institución, Yasmin destaca: “Eso es lo que hace Casa Esperanza, ayuda a quienes ya están ayudando en la comunidad, es decir, a las personas que rescatan y cuidan a los animales”.

 Aprendiendo en la Práctica

 Este proyecto, también, es un medio para capacitar e incentivar a los estudiantes para la práctica quirúrgica diaria. El estudiante Tiago Morais habló sobre el proyecto: “Como estudiante de Medicina Veterinaria, anhelaba tener esta oportunidad para poder colaborar y hacer que los animales tengan una vida más saludable, lejos del dolor y del sufrimiento.