En cierto período del año se recogen una cantidad infinita de peces; a esto lo llaman los indios pirá-iquê, es decir, «entrada de los peces»; por cuanto vienen innumerables de ellos de diferentes partes del mar, entran a lugares estrechos y poco profundos del mar, para poner las huevas.
También hay lagartos que viven de la misma manera en los ríos, y al que llaman cocodrilo. (…)
También hay otros animales del género anfibio, llamados capiyûára, es decir, «que pastan hierbas», poco diferente de los cerdos (…)
Hay muchas nutrias que viven en ríos (…)
Sería tedioso mencionar los géneros de cangrejos, y sus variedades y formas diferentes. (…)
Hasta ahora he estado hablando de animales que viven en el agua; me ocuparé ahora de los terrestres, algunos de los cuales son desconocidos para esta parte del mundo. Primero, contaré sobre las diferentes especies de cobras venenosas
Algunas, llamadas jararacas, abundan en los campos, en los bosques e incluso en casas, donde a menudo las encontramos (…)
La otra la denominan bóicininga, que significa, «cobra que suena”, porque tiene una especie de cascabel en la cola (…)
También hay otras admirablemente pintados en varios colores, en negro, en blanco, rojo como el coral (…)
También hay otras, que son llamados por los indios bóiguatiára, es decir, «serpientes pintadas», debido a sus diversas variedades de pintura (…)
¿Qué debo decir de las arañas, cuya multitud no tiene cuenta? Unas son uno poco pelirrojas, otras terrosas, otros pintadas, todas peludas; juzgaría que son cangrejos, tal es el tamaño de su cuerpo (…)
Las panteras también están entre nosotros, de las cuales hay dos variedades: algunas son de color venado, más pequeñas y más bravías; otras son moteadas y pintadas en varios colores: de estas se encuentran en todas partes (…)
También existen otros animales aquí (quieren que sean leones), igual de feroces, pero más raro.
También hay otro animal de aspecto feo, que los aborígenes llaman oso hormiguero. (…)
Hay otro animal, bastante frecuente, apto para comer, llamado por los aborígenes tapiírae por el «tapir» español (…)
Hay otro animal que los indios llaman marmota nuestro «perezoso», debido a su excesiva lentitud en el movimiento (…)
También hay otro similar a un pequeño zorro y al que los aborígenes llaman sariquéa (zorrino), que emana muy mal olor y le gusta muchos comer gallinas (…)
También hay ciertos animales pequeños del género erizo, cubiertos de cerdas largas y muy afiladas (…)
Hay una infinidad de monos, de los cuales hay cuatro variedades (…)
También hay otro animal muy común entre nosotros, lo llaman tatú, que habita los campos en cuevas subterráneas (…)
Dos géneros de venado; algunos como los nuestros con cuernos; estos son, sin embargo, raros, otros, de color blanco, sin cuernos, y que nunca entran en el monte, siempre pastan agrupados en las llanuras.
Hay una gran cantidad de gatos monteses muy ligeros, de gamos, de jabalí, de los cuales hay varias especies.
Hay muchos otros animales de diferentes géneros, que entendí debía omitir, porque no son dignos de conocerse, ni de contarse.
Sería muy difícil representar con palabras las diferentes especies de hormigas, de las cuales hay varias naturalezas y nombres; lo cual, diré de paso, es muy común en la lengua brasileña, por lo que dan diferentes nombres a diferentes especies y rara vez los géneros se conocen por su propio nombre; por lo tanto, no hay un nombre genérico para la hormiga, el cangrejo, la rata y muchos otros animales; de especies, sin embargo, que son casi infinitas, ninguna deja de tener su propio nombre, para que con razón te admirarías de tan grande cantidad y variedad de palabras. (…)
Hay casi veinte especies diferentes de abejas, de las cuales algunas fabrican miel en los troncos de los árboles, otros en colmenas construidas entre las ramas, otras subterráneas (…)
Hay una gran cantidad de moscas y mosquitos en el monte, que, chupando nuestra sangre, mordiendo cruelmente, máxime en verano, cuando los campos se inundan (…)
Otros llamados mariguî (mosquito), y que viven junto al mar, son una plaga terrible (…)
De hecho, no es fácil decir cuánta diversidad hay de aves adornadas de varios colores Los papagayos son más comunes aquí que los cuervos, y de diferentes especies (…)
También hay avestruces, que no pueden volar debido al extraordinario tamaño corporal (…)
Además hay otros pajaritos, llamados guainumbi (colibríes), los más pequeños de todos (…)
Hay otro pájaro similar al cuervo, parecido al ganso por causa del pico, que se sumerge en los ríos, está mucho tiempo debajo del agua para comer peces.
También hay otro más pequeño, pero cuando agita sus alas hace tanto ruido que los árboles parecen que caen por tierra.
También hay un ave marina, llamada guará, igual al pato, pero con patas más largas, con un cuello igualmente alargado, pico largo y curvo (…)
Hay otra ave marina similar al pato real, que, en lugar de alas, tiene extremidades pequeñas, vestidas con suaves plumones; tienen los pies casi en la cola, para que no puedan soportar el cuerpo y solo le sirven para nadar, cuando ella no podía volar ni caminar. De las aves de rapiña hay muchas especies, algunas de las cuales son de de tal tamaño que matan y despedazan incluso hasta a los venados (…)
Hay otro pájaro llamado anhima (arauca), muy grande; cuando grita parece un burro rebuznando. (…)
También hay gallinas silvestres, de las cuales hay tres especies: perdices; faisanes; y otras aves todas de color púrpura, otras verdes, otras parduzcas, vistosas en su múltiple variedad de colores.
Esto en lo que se trata de animales.
De las hierbas y los árboles no quiero dejar de decir esto, que las raíces de la que llaman mandioca, que usamos como alimento son venenosas y dañinas por naturaleza si no fueran preparadas por la industria humana para comer (…)
Hay otras raíces llamadas yeticopê, similares a rábano, de sabor agradable, muy adecuado para calmar la tos y ablandar el pecho (…)
Entre otras, hay una cierta hierba aquí esparcida por todas partes y que a menudo vimos y tocamos, a la que llamamos viva, porque parece tener este o aquel sentimiento: porque si lo tocas ligeramente con la mano o con cualquier otra cosa, inmediatamente sus hojas, cerrándose sobre sí mismas, se juntan y como si se pegaran; luego, después de un rato, se abren de nuevo.
De los árboles uno parece digno de noticias, del cual, aunque hay otros que destilan un líquido similar a la resina, útil para medicina, escurre un jugo muy suave, destinado a ser el bálsamo, que al principio corre como aceite a través de pequeños agujeros (…) exhala un olor muy fuerte, pero muy suave y es ideal para curar heridas (…)
En el pueblo llamado Espíritu Santo, es muy común un cierto árbol muy alto, cuyo fruto es admirable. (…)
Además, hay pinos de una altura estupenda; se propagan profusamente ocupando el espacio de seis o siete millas. (…)
Hay diversos árboles de frutos excelentes para comer, muchos de perfume muy suave y sabor muy delicioso.
Útiles para la medicina, no solo hay muchos árboles, sino también raíces de plantas (…)
Hay un cierto árbol, cuya corteza cortada con un cuchillo, o de una rama quebrada, fluye un líquido blanco como la leche, pero más denso, el que, si lo bebes en una pequeña porción, relaja el vientre y limpia el estómago por vómitos violentos: por poco, pero que si se excede en la dosis, mata. (…)
Hay una cierta raíz, abundante en los campos, muy útil para el mismo fin (…)
Hasta en las piedras se encuentra lo qué admirar y con qué exaltar la omnipotencia del supremo y gran Dios (…)
Se encuentran en cierto río habitado por los enemigos, a unas cincuenta millas de Piratininga, muchas conchas, en las que se crean ciertas piedras transparente, que quieren ser perlas
Esto es todo lo que se me ocurre decir de los árboles, las plantas y las piedras. (…)
De estas tierras de Brasil (Brasis) diré, por último, que casi ninguno se encuentra entre ellos afectados por cualquier deformidad natural; rara vez se encuentra un ciego, un sordo, un mudo o un cojo, ninguno nacido fuera de término. (…)
Narré estas cosas brevemente, como pude, no dudes que hay muchos otras dignas de mencionar, que son desconocidos para nosotros, todavía poco experimentados aquí. (…)
Escrito en San Vicente, que es el último asentamiento de los Portugueses en la India Brasilica orientada al sur, en el año del Señor 1560, a finales de mayo.
El más pequeño de la Compañía de Jesús