Entre los días 15 y 17 de julio se realizó el séptimo Encuentro de Servicio de las Misiones Permanentes en la Provincia del Chaco, Argentina. Visitaron las comunidades indígenas de la etnia Qom de Costa Iné y del barrio indígena de Porto Tirol.

El encuentro contó con la participación de 61 personas, entre integrantes de la Red-Luz de las Regiones Norte, Centro y Sur de Argentina, Red-Luz Paraguay, monjes del Monasterio de la Hermandad de la Orden Gracia Misericordia, residentes de la Comunidad-Luz de la Hermandad y colaboradores de Argentina y Brasil.

Misiones Permanentes

Trabajo con la tierra

La primera Misión realizada en la Provincia del Chaco argentino ocurrió a comienzos de 2016 con los misioneros de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional y diversos colaboradores de la Red-Luz. Desde entonces, la Red-Luz de Argentina (Región Norte) asumió el trabajo, que en mayo de 2016 inició las misiones permanentes, con diversas acciones junto a las Comunidades Indígenas de la etnia Qom.
“La organización de cada encuentro comienza el mismo día que termina la misión anterior, con la propuesta de la fecha siguiente”, explicó Mabel, coordinadora de la Red-Luz Argentina Región Norte.

Después de definir la fecha, los organizadores buscan el local de hospedaje de los miembros de la misión, que ha sido en casas de retiro de la Iglesia Católica. En seguida, escogen las comunidades que serán atendidas; en cada encuentro visitan diferentes comunidades. “El grupo se familiariza con las necesidades de las comunidades que irán a visitar y también durante las misiones vamos observando y sintiendo cómo debemos conducir la tarea”, dice Mabel.

Confianza

Campaña del saquito

De acuerdo con los integrantes de la misión, en la medida en que ella acontece, los indígenas se abren más, volviéndose más accesibles. “En los primeros viajes ellos nos estudiaban y observaban. Tenemos un cuidado muy especial para respetar sus costumbres, creencias y pensamientos. Compartimos un mismo y único lenguaje: el de la hermandad de corazón”, dice Mabel.

7ª Misión

Los preparativos para esta séptima misión comenzaron dos meses antes, con la campaña de los saquitos de lana para los bebés y niños indígenas, que reunió 265 piezas de varias partes de Argentina. Para la misión también  se recogieron: ropas, calzados, alimentos, jabón, 300 cepillos de dientes, materiales de primeros auxilios y medicamentos.

Actividades y atendimientos

Consulta odontológica

En los tres días de trabajo con las comunidades se desarrollaron actividades como juegos, cánticos y música con los niños, artesanías, dibujo y pintura, corte e lavado de cabellos y retirada de piojos. También se realizaron consultas odontológicas: 13 personas en la comunidad de Costa Iné y 20 personas en Porto Tirol.  En algunos lugares más carentes se hicieron talleres de cepillado de dientes, corte de uñas y lavado de manos.

Pinturas en los rostros

Otra actividad que se realizó durante la misión fue la pintura en los rostros de los niños. Se profundizó en la tarea y evolucionó, concluyendo en la organización de una sesión de marionetas basada en un cuento sobre animales, con mensajes de cooperación y hermandad.

El Reino Animal también recibió atención. Un total de 75 canes fueron desparasitados y vacunados en las comunidades.

En la Comunidad de Costa Iné hubo también un trabajo con la tierra, en la preparación de la siembra.

Visitas domiciliares

En esta séptima misión, algunos colaboradores fueron invitados por los moradores a ingresar en sus casas y compartir historias.

Fue el caso de Marcos, miembro de la Red-Luz de Córdoba, que hizo algunas visitas domiciliarias en Porto Tirol: “le dimos una asistencia especial a algunas familias más necesitadas que están en situación de vulnerabilidad. Lo que nos llamó más la atención fue la invitación de las personas para visitar sus casas. Así pudimos conocer la situación en que se encontraban y compartimos hechos de sus vidas”, afirmó.

Carolina vino de la ciudad de Córdoba y participó por primera vez de la misión Chaco. También participó de visitas domiciliarias y de otras actividades.

“El grupo tiene personas de diferentes culturas y lugares, pero es como si todos hablaran el mismo idioma, nos entendemos en función del servicio que compartimos con nuestros hermanos”, dice Carolina.