Entre el 11 al 19 de noviembre se realizó la 33.ª Vivencia Misionera en la Comunidad-Luz Figueira. El foco principal fue la revitalización del galpón de San José, que atiende personas con carencias en la ciudad de Carmo da Cachoeira. Minas Gerais, Brasil.

La 33.ª edición de la vivencia misionera contó con la participación de 93 personas con edades entre 20 y 83 años provenientes de 28 ciudades brasileñas y países como Colombia, estados Unidos y Francia. De los nueve jóvenes que participaron, tres de ellos conocieron el tema de la vivencia en el puesto de la Fraternidade montado en el Festival de la Juventud realizado en Rio de Janeiro.

Durante los ocho días de la vivencia el grupo participó de distintas tareas dentro y fuera de la comunidad.

Galpón de San José

Durante todos los días de la vivencia se realizó un trabajo de revitalización del Galpón San José, que estaba con las tejas rotas y además necesitaba pintura. La actividad contó con la colaboración de la Red-Luz San Pablo y Belo Horizonte, que se organizaron para ayudar en las obras.

«Sentimos que necesitábamos hacer mejoras en el espacio para poder atender mejor a las personas, ampararlas de la lluvia y del sol, ampliar el espacio y recibir mejor a los niños que llegan», dijo Tissiane, coordinadora de la casa femenina de la misión Carmo y una de las coordinadoras de la vivencia misionera.

En la tarea junto al Galpón, un grupo se ocupó de la selección y clasificación de la ropa y otro se encargó de las obras. El lugar fue revitalizado, se lijaron y pintaron las puertas de hierro , se cortó el pasto y se inició la construcción de un nuevo sector cubierto para recibir a las personas y realizar actividades con los niños.

Plantación de árboles

Otra actividad importante que se realizó fue plantar 500 árboles en el área de Tierras de la Hermandad. Algunas personas de esa área se unieron a la tarea y se plantaron algunos árboles de crecimiento rápido y otros de crecimiento lento. El lugar ya estaba con la tierra preparada y movida, y los voluntarios plantaron los árboles, adobaron la tierra y después regaron.

«La tarea de reforestación tuvo como objetivo unir ambos bosques que están separados por una gran área sin floresta, ya que el suelo y el curso de agua podrían verse perjudicados. Los animales que circulan en este bosque también están en riesgo al tener que atravesar un sector sin floresta para llegar al otro sector de bosque. este corredor de árboles los ayudará a tener más seguridad y alimentos», explicó Luzia Serdano, una de las coordinadoras de la vivencia.

Los colaboradores también participaron de una mutirão (trabajo grupal voluntario) de limpieza y organización en la sede de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional, tareas de revitalización de Reino Vegetal (armonización del jardín) en la sede de Irdin Editora y actividades en el Sitio de los Reinos.

En la Asociación de País y Amigos de Excepcionales (Apae) de la Ciudad de Carmo da Cachoeira, el grupo sirvió meriendas y realizó actividades recreativas con los niños.

Algunas misioneras también participaron de la elaboración de galletitas veganas caninas, en Casa Luz de la Colina.

El 17, el grupo fue al asilo de la ciudad, donde prepararon una torta y pasaron la tarde cantando con los ancianos con la presencia de una cantante de la ciudad.

Al día siguiente, el grupo participó de una tarea de renovación en el área de baños al aire libre de F2. Se limpiaron las duchas , el sector de lavapiés y también se armonizó la vegetación circundante.

Actividades junto al eucalipto

Durante la preparación de la vivencia misionera, se visitan los lugares para conocer las necesidades. En una de esas visitas en el sector de los baños al aire libre de F2, los coordinadores se encontraron con una planta de eucalipto que está muy cerca de las cascadas que dan acceso al sector de los baños. Luego de contactar al grupo de los Árboles de la comunidad, que cuida de las especies de ese Reino, se comunicó que ese árbol ya era conocido en el sector y que parecía que sufría de una gran tristeza. Entonces se pidió que el grupo de la vivencia trabajase para el mejoramiento de esa planta.

Delante del eucalipto se realizó una ceremonia de acogida, donde cada integrante del grupo dirigió una palabra de acogida, restauración y cura. Después de hicieron algunos mantras y cantos para el eucalipto. «Fue una ceremonia muy bella, llena de amor. Explicamos que él sería el representante de todos los árboles que están sufriendo en este planeta, y que no tendrían la oportunidad que él estaba teniendo de ser acogido por un grupo de amor. Creemos que esto se grabó en la experiencia del árbol aquí en la Tierra», dijo Luzia.

El cierre el día 19 tuvo muchos comentarios de participantes que demostraron gratitud por haber podido participar de la vivencia.

Mara Fazzi tiene 72 años y vino de la ciudad de san Lorenzo, en el estado de Minas Gerais, para colaborar en un vivencia misionera más. Según la voluntaria, que ya participó de varias vivencias, la experiencia le transmite una energía grupal muy fuerte y la habilita para hacer cosas que sola no podría hacer.

Joaquín, de la ciudad de Betim, conoce el trabajo de la comunidad-Luz Figueira hace 27 años y participó de su primera vivencia misionera. Al terminar el evento continuará participando de la Misión Roraima en Boa Vista. «Este período fue fantástico. Aprendí algo muy importante: la obediencia y la espera. esta experiencia misionera le trajo una alegría muy profunda por haber cumplido este período y tener la oportunidad de ir a Roraima», dijo Joaquín.

«Fue un momento de mucha unión y allí tuvimos la certeza que la tarea había sido cumplida. Quedó muy claro que todos se sintieron bastante acogidos y estaban muy agradecidos por haber hecho esta vivencia misionera», dijo Luzia.