La historia de Yurelsi es similar a la de los otros refugiados venezolanos que llegan a Brasil. Sueña con un futuro mejor y busca el sustento para su familia a través de las habilidades y conocimientos que adquirió al ver a su madre tejer las artesanías ancestrales del pueblo Warao. Poco a poco, junto con su marido, construyen una nueva vida con dignidad y autonomía.

El dinero que obtiene de la venta de artesanías lo utiliza para comprar las medicinas de sus hijos y otros artículos de primera necesidad. Con sentimiento de victoria cuenta su trayectoria hasta llegar al Refugio Janokoida, en Pacaraima, bajo la dirección de la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI).

Con mucho sacrificio logró conseguir transporte hasta Santa Elena, y de ahí a Pacaraima siguió a pie con un grupo de siete personas, entre ellos sus dos hijos pequeños.

Se quedó en las calles de Pacaraima durante tres meses porque no pudo conseguir un lugar en el albergue. Como techo, solo un plástico. Cuando se produjo una vacante en el refugio, Yurelsi y los niños entraron, ya que eran prioridad. Solo más tarde los otros miembros de la familia lograron unirse a ella.

Pensando en la realidad de Yurelsi y los refugiados en los albergues en 2021 la Fraternidad – Humanitaria (FFHI), a través del Sector Medios de Vida, se dedicará a implementar proyectos que superen la emergencia y constituyan soluciones duraderas y adecuadas a la realidad de los pueblos indígenas refugiados.