Una voz fuerte resuena en Abrigo Tancredo Neves en Boa Vista, Roraima. Un canto diferente y relevante. Anderson, el dueño de esa voz inconfundible, es un joven refugiado venezolano que, como los demás, llegó a Brasil en busca de nuevas posibilidades de vida, en busca de un sueño. No hay fronteras para el arte.

Esperó durante un mes y medio en la estación de autobuses de Boa Vista hasta conseguir un lugar en un refugio. Y fue allí donde los misioneros de la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional (FFHI) descubrieron su talento y lo están incentivando a buscar la certificación escolar para que se abran los caminos y pueda desarrollar todo su potencial en el canto lírico.