Na quarta-feira, 18 de setembro, a Comunidade-Luz Figueira, em Carmo da Cachoeira, MG, recebeu a visita de José Egas, então representante do Alto Comissariado das Nações Unidas para os Refugiados (ACNUR) no Brasil. El miércoles 18 de septiembre, José Egas, representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Brasil, visitó a la Comunidad Luz-Figueira en Carmo da Cachoeira, MG.
El trabajo que la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional-FFHI (FFHI) ha estado haciendo en Brasil y Colombia con los refugiados venezolanos condujo a asociaciones como la del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). En Brasil, el trabajo de ambas instituciones hoy es parte de la Operación Acojida, coordinada por el Ejército brasileño. Fue la primera visita de Egas a la sede de FFHI y su percepción fue de un nuevo descubrimiento, sinérgico, no obstante a la experiencia que los miembros del ACNUR han acumulado junto con FFHI en frentes humanitarios junto a los refugiados.
“No esperaba ver lo que vi. No esperaba experimentar este sentido de comunidad en el que viven aquí. Todo el proceso en curso, desde la siembra hasta la cosecha, la producción de alimentos, por ejemplo, todo hecho respetando la naturaleza, me encantó. No esperaba ver este banco de semillas con cámara fría, por ejemplo. Más allá de eso, es fácil sentir la calidez que la comunidad ofrece naturalmente a las personas que vienen aquí, siempre impregnadas por la filosofía de la Fraternidad”.
Para Egas, FFHI tiene mucho que compartir, especialmente en la respuesta humanitaria, pero también en el proceso de integración de poblaciones tanto en Brasil y como en otras regiones.
Sobre los refugios
Egas también se refirió al trabajo que FFHI está haciendo con los refugiados venezolanos, hoy, en Brasil, en dos frentes humanitarios: Roraima y Manaos. “La Fraternidade para mí, sabiendo cómo trabajan en estos frentes en el Norte del país, tiene la capacidad de promover la cohesión social y comunitaria, así como apoyar al refugiado para que pueda redescubrir su estabilidad psicoemocional y, al mismo tiempo, ser un participante activo en cualquiera de sus procesos«. Se refería al proceso de integración social o dentro de una convivencia en un albergue, que siempre es un desafío para un individuo refugiado.
Voluntarios «profesionales»
El ejecutivo se refirió puntualmente al complejo y desafiante papel de la FFHI en la acogida a los refugiados indígenas de la etnia Warao y toda la vulnerabilidad que presenta este peculiar grupo. «Por lo que vi aquí, en Figueira, FFHI tiene mucho para contribuir a la reconstrucción de la nueva realidad de esas personas». Egas captó la idea (tuvo la percepción) de que FFHI detenta una amplia experiencia técnica de más de 30 años de misiones en todo el mundo para avanzar en este proceso de acogida humanitaria. Concluye: “Una de las cosas que tiene y que nadie más tiene es esta característica que gran parte de su equipo, si no la mayoría, de los integrantes del equipo son voluntarios. Esto debería representar una alta complejidad logística y administrativa, porque no todos pueden tener este compromiso por un tiempo completo o por largos períodos o años. Vemos que, independientemente de la rotación de las personas que llegan y se van, el trabajo sigue siendo profesional y de alta performance, lo que demuestra esta capacidad organizativa interna, que es muy admirable”, concluye.