La Comunidad Luz de la Hermandad (Córdoba-Argentina), afiliada a la Fraternidad – Federación Humanitaria Internacional (FFHI), inició el cultivo de quinua por ser un alimento rico en nutrientes y por su capacidad de adaptación a las características climáticas de la región.
Cosmovisión andina del alimento
“Todo alimento es parte de la Divinidad”, nos dice la sabiduría de los pueblos originarios.
Evaristo Pfuturi Consa, miembro de las Comunidades-Luz, es nutricionista y profesor de idioma quechua y cultura nativa. Nació en los Andes Peruanos a aproximadamente 4000 mtrs de altura, donde vivió toda su infancia, y nos trae alguno de los sagrados impulsos que esta cultura dejó para la humanidad.
“Para hablar de todo lo que es alimento, en el mundo andino, primero hay que estar consciente de que cada grano, cada semilla, cada fruto, es una entidad, es un ser vivo. Por lo tanto hay que acogerlos como si fuera un hijo, con afecto y protegiéndolo, supliendo todas sus necesidades. Cuando nosotros los resguardamos así, ellos nos protegen.”, nos dice Evaristo.
Él nos cuenta que los alimentos tienen una relación cosmos-tierra, y que nosotros, como reino humano, estamos en el medio. Por lo tanto la Divinidad envía su energía y nosotros, a partir de la tierra, recibimos esa energía. Y cuando enviamos un cariño, una afecto a ese alimento creamos un circuito para que se produzca la luz.
Cuando nosotros trabajamos o ingerimos una semilla o un grano, estamos tomando contacto con algo vivo. Podemos colocar este ejemplo simple de que cuando uno planta una semilla, ella crece, pero cuando colocamos en la tierra algo desvitalizado como lo es la carne animal, no continua un ciclo de vida. La semilla alimenta no sólo al cuerpo, sino también al alma y al espíritu ya que la Divinidad está presente allí.
Ejemplo de alimentación saludable
La quinua es un planta que genera una semilla bien chiquita y comestible. Ella era usada principalmente por los incas ya que tolera muy bien grandes altitudes, de hasta más de 4000m, siendo viable su cultivo en los altiplanos andinos dónde habitaban y siguen habitando los descendientes de este pueblo originario.
La quinua fue eliminada en gran parte en la época de la colonización, sólo sobrevivió en las grandes alturas. Pero hace aproximadamente 10 años se volvió a dar importancia al cultivo de ese maravilloso grano.
Hoy en día ella es considerada un pseudocereal. Pseudo porque no es parte de la familia de las gramíneas (Poaceae), que es la familia de los cereales tradicionales como el maíz, arroz, trigo, avena, etc. La quinua es de la familia Amaranthaceae, pariente del amaranto y del caruru.
Sin embargo, sus propriedades nutritivas superan a las de los cereales tradicionales. Tiene un alto porcentaje de proteína, de 12 a 18%, contando con todos los aminoácidos esenciales. También cuenta con unas fibras que no son solubles, lo que ayuda a eliminar grasas saturadas del organismo, por lo tanto es un elemento desintoxicante. Aporta potasio y fósforo, por lo que ayuda al fortalecimiento óseo.
Experiencia con la quinua en la Comunidad-Luz
En la Comunidad-Luz de la Hermandad, como en todas las Comunidades-Luz, se aspira a la auto-sustentabilidad y a la plantación orgánica como oferta de equilibrio al maltrato que tienen las semillas a nivel comercial en el mundo. Se decidió plantar quinua por ser un cultivo rico nutricionalmente y porque soportaría las características climáticas de la región.
“Fue una prueba. pues nunca habíamos escuchado hablar de siembra de quinua por esta zona.” comenta fray Bernabé, monje de la Orden Gracia Misericordia y quien forma parte del grupo de plantaciones en la Comunidad-Luz. Fue así que la primera experiencia se comenzó a llevar adelante…
Sistema de siembra y cosecha
Evaristo comenta que en los pueblos nativos para sembrar cualquier alimento, se hace una ceremonia y se toma contacto con el grano, se percibe si es tiempo para sembrar o no. Hay una coligación bien profunda con las semillas. Y en el caso de la quinua, simplemente se hecha al suelo y la naturaleza hace el resto.
En el caso de la Comunidad-Luz, se utilizó una motoazada para aflojar la tierra que estaba siendo preparada para recibir su primer cultivo. Después se fertilizó la tierra con una capa de estiércol de caballo y se hicieron pequeñas zanjas con la azada manual donde serían depositadas las semillas a chorrillo (método de siembra). Finalmente se colocó un sistema de riego por goteo.
“Hicimos dos siembras de quinua, con dos semillas distintas. La primera, la quinua amarilla tuvo un resultado muy bueno, con un rendimiento total de 3700kg/ha.
Ya la segunda, la quinua blanca, no fue un resultado tan bueno porque creemos que la semilla que usamos no era viable, ya que solamente un pequeño porcentaje de la siembra llegó a germinar. De cualquier forma nos dio bastante quinua para usar como alimento y también pudimos guardar muchas semillas para futuras siembras de la quinua blanca, las cuales seguramente tendrán una mayor tasa de germinación.” dice fray Bernabé.
“Existen tres etapas para reconocer naturalmente si la quinua está lista para cosechar”, nos cuenta Evaristo. “Primero observar que la planta de la quinua este con el grano; en segundo lugar, apretar el grano con la uña para ver si está duro; y por último se coloca un grano en la boca y se muerde. Si ya está seco y no se deshace, quiere decir que está a punto para cosecha.”
El día de la cosecha se convocó a toda la Comunidad-Luz para esa tarea ya que se necesita mucha gente para que el movimiento sea rápido y efectivo.
Comentamos en una forma simple los pasos que fueron llevados a cabo:
La planta se siega por la mañana, si ella es grande; si es pequeña, se puede quitar con la raíz. Luego se coloca la planta a secar con el tallo hacia abajo y una tela o nylon por debajo para aprovechar todos los granos que van a ir cayendo.
En una etapa posterior, se golpea la planta ya seca para que se suelte todo el grano y luego con una zaranda se separa el grano realizando una limpieza profunda para sacarle el polvo, la tierra y cualquier piedrita que haya quedado. Por último, se deja un día en remojo y se vuelve a dar una última lavada para que este lista para cocinar.
Lo que la quinua nos dejó
Fue una experiencia muy rica para todos los miembros de la Comunidad-Luz, ya que cada uno pudo participar de alguna forma con este proceso y recibir todas esas dádivas que la Madre Tierra y el Padre Cosmos nos oferta a través de un simple grano.
Quedó en cada corazón la gratitud y la reverencia, junto con la afirmación de que estando en comunión y armonía con la naturaleza, nunca nos faltará nada.
