Las indígenas venezolanas refugiadas en los albergues administrados por la Fraternidade – Federación Humanitaria Internacional, en Roraima (Brasil), están aprendiendo cada vez más a valorar el talento nato que tienen para realizar artesanías. Incentivadas por los Talleres de Artesanías impartidas por la Fraternidade – ya fueron 266 solamente este año -, están aplicando mejor sus habilidades en el desarrollo de las piezas y trabajando con nuevos materiales, a fin de aumentar aún más la calidad final de los productos.

El objetivo de perfeccionar una práctica que ya traen de la cuna es ampliar el abanico de consumidores y, así, también garantizar un medio más eficiente de subsistencia. Además de enseñarles  a mejorar el acabado de las piezas y cuáles materiales son los más indicados para cada artículo, los Talleres se enfocan en nociones de economía solidaria, capacitando a las refugiadas en técnicas de ventas y en la formación de los precios de sus artesanías.

Toda la comercialización de las piezas las hacen  las propias indígenas y la Fraternidade no participa de esa etapa financiera del proceso, enfocando su actuación solo en la capacitación y en la valorización de la artesanía, que es parte de la cultura indígena.

En los albergues más distantes de los principales centros de consumo, sin embargo, el equipo de la Fraternidade  percibió que las refugiadas tienen dificultades para dar salida a la producción, como resalta la hermana María Auxiliadora, en el video adjunto. Destaca el trabajo de las indígenas del Albergue Janokoida, ubicado en Pacaraima, ciudad de Roraima en la frontera de Brasil con Venezuela; y también sus dificultades para colocar los productos en el mercado debido a la distancia con respecto a los puntos de consumo.

«Las artesanas no tienen tantas oportunidades para vender su producción. Por lo tanto,  todavía necesitamos mucho apoyo para que ese trabajo tenga salida, sea divulgado y para que se convierta, realmente, en  un medio de vida para las mujeres «, dice la hermana María Auxiliadora.

En total, la Fraternidade administra cinco albergues de refugiados venezolanos en Roraima. Desde que se inició esa misión humanitaria en el Estado, en 2016, ya atendió a más de 8000 personas en esos refugios; de ellos, más de 1400 indígenas – hoy suman 1000, la mayoría son de las etnias Warao y Enãpa.

Este trabajo de la Fraternidade lo realizan voluntarios y se mantiene por donaciones espontáneas. Los Talleres de Artesanía se realizan conjuntamente  con el ACNUR – Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, que financia los materiales utilizados.

Si desea ayudar a las misiones humanitarias, por favor envíe un correo electrónico a secretaria@fraterinternacional.org.